Vino, queso y mermelada

Sentarse en una mesa, recordar viejos tiempos; sólo puedo imaginar lo que se siente tener un pasado de tantos años, temas de conversación para quedarse ahí días enteros simplemente conversando.

Me encanta tomar vino, más aún si es con una conversación de esas en las que uno siente que el alma le está creciendo, que los ojos se te abren y las risas afloran con un vaivén de bromas inteligentes. Hay tanto que aprender de la vida, tanto que explorar; siempre será genial compartir la mesa con espíritus mayores, aprendiendo cosas que son realmente importantes, adoptando formas que hacen que no me sienta tan viejo...

Por eso admiro a mi padre, por eso quiero tanto a algunos de sus amigos, como si fueran parte de mi familia y siempre me siento bienvenido en sus casas; yo aún creo en esto de sentarse en la hoguera a escuchar al mayor de la manada, a estudiar sus procesos... Respetar el simple hecho, que esta noche, sea compartida contigo.

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