Del viaje/ Corto II

El reloj de pared está suspendido en las seis y veinte, dios sabe de qué día; y la soledad que tanto tiempo me ha acompañado es la única tendida a mi lado en una cama demasiado grande como para disfrutarla sin compañía; aunque de cualquier manera jamás le pediría a alguien que me acompañe a un cuarto de hotel tan barato como lo es este.


Estoy viajando, improvisando en la carretera como mejor se pueda y uno no puede pedir mucho cuando busca un lugar simplemente para pasar la noche, para dejar en un colchón lo pesado que es estar todo el día sentado en un automóvil. Hoy descubrí los vientos paracas, vi como levantaban la arena en pequeñas nubes que se estiraban a lo largo del camino, dibujando serpientes delgadas sobre el asfalto; pensaba para mi mismo que quizá con vientos como éstos se podría ir volando lejos esta sensación a vacío que llevo desde hace meses, pero no, el vacío no escapa y tampoco se llena a pesar de cuanto humo de tabaco entre a tus pulmones.


Hoy aprendí que los vientos de este desierto a veces llegan con tal fuerza que logran empujar la brisa del mar varios metros hacia dentro; quizá si no lo hubiera mencionado mi padre, jamás hubiera podido imaginar una playa donde la brisa corre al revés y quizá si estuviera en esa playa, en ese momento, no notaría la corriente aeólica anormal… Quizá cuando uno vive, hay cosas que son imposibles de notar hasta que otro lo menciona.

Del viaje / corto I

Cuando ella se fue, sólo quedó en mi vida la serpentina de humo que bailaba sobre mis cigarrillos; las ganas de hacer un viaje intentando, en vano, dejar atrás todo lo que era y sentía para poder tener una idea más precisa de cómo lograr vivir el día siguiente; mi reflejo desconocido en un espejo que puedo observar horas sin encontrarme y el alma como un solo de saxo en tono de Blues. Hace frío en este pueblo, aunque el cielo es extraordinario ya que con tan poca luz eléctrica miles de estrellas salen a jugar en una bóveda que no se esconde por el reflejo de la ciudad; sólo puedo imaginar la sensación de compartir una noche tan oscura con otro cuerpo caliente con el cual poder apaciguar la helada que se convertirá en escarcha sobre la ventana de este hospedaje.
hice un viaje hace un mes o poco más, había escrito muchas cosas que he encontrado ahora, y también hay otras tantas que van por caminos más ficticios... quizá empiece a subir algunos pasajes de historias que ya tenía escritas

La soledad de mis libros

Hace algún tiempo son los libros la única compáñía en los cafés, en el pequeño espacio entre sentarse en las butacas y el comienzo de la película; reemplazando conversaciones en los buses y contando las horas que pasan.

Sin importar cuanto lea, aún hay una lista enorme de espera, y libros amontonados en las repisas esperando su turno. Buenas recomendaciones, y portadas extrañas adornan mi cuarto a modo de fotografías de aquellos que extraño.

Hace un tiempo, he encontrado donde encontrarme, donde perderme y jugar a ser invisible; quizá porque en el fondo, aún no sé exactamente cómo existir así incompleto como me siento, me siento solo en las bancas a leer; y la soledad de mis libros me acompaña siempre en la mochila.

No digas noche

Podrían haber dicho esto de mí
y se escapa una risa irónica, nerviosa, cómplice...

"(...) es como si por equivocación fuese a parar a una habitación ajena, y del susto no encontrase la ventana, que está abierta como siempre. Ella se debate entre las paredes, extendiendo las alas, choca contra una lámpara, contra el techo, se hace daño con los muebles, se golpea. No intentes orientarla hacia la salida. No podrás ayudarla. Cualquier movimiento aumentará su temor. En lugar de hacia la libertad del exterior, si no eres cuidadoso, corres el peligro de hacerla huir hacia las habitaciones del fondo, donde volverá a golpearse las alas conta los cristales. La única manera de ayudarla es no intentar ayudarla. Empequeñecer. Quedarse inerte. Confundirse con la pared. No moverse. ¿Estaba realmente abierta la ventana? ¿Realmente quiero que se vaya? ¿O la estoy acosando, inmóvil, clavándole en la oscuridad unos ojos petrificados, para que caiga de una vez, agotada?
Entonces podré inclinarme sobre ella y cuidarla como hice al principio. Desde el principio".

La magia de los libros.
Y en hebreo or significa "luz" y lev, "corazón".

Palacio Fronteira - Salvador García Ramírez

Superpones la calma,una calma geométrica.
Desnivelas remansos de terraza en estanque, de boj en escalera.
Acordonas las formas de los dioses y das principio al libro en los estantes,
al estuco y los mármoles, a las victorias.
Agrietas la madera de un pasillo.
La penumbra conduces por azules y blancos y, en silencio, filtras las diez en la capilla,
las cinco en las alfombras.
En el hueco de un banco predispones un pájaro con cara de marqués,
un macaco que toca la trompeta,un gato, otro gato.
Ordenas las coronas en sus nichos, las musas clasificas, los ángeles, las diosas...
a cada cual le das su balaustrada.
Subrayas de azulete los refugios, cubres de parra el cenador.
Las janelas orientas a los árboles, a las huertas que zumban,
al cuerno del que caza, a la saudade.
Amalgamas retiro y elegancia, destino y aureola,
intimidad, batalla, portugués, ruta y colonia.
Asumes la quietud de cada flanco y aún resulta difícil no sangrar por su azulejo.

Otro que me gustó, la página "poemas del alma" envía uno al mail cada día, los que me gustan los cuelgo aquí para compartirlos...

Cosas no dichas

Te he buscado cientos de veces
sin decirtelo te he buscado
anhelando encontrarte en lugares imposibles
buscando sueño tras sueño
como fiel sabueso intentando hallar
la estela de tu perfume.

Incluso de las formas más contradictorias te he buscado
en mi soledad, en mi olvido, en mis más profundas sombras
en el saber que no tengo ya más que perder, porque hace tanto que te he perdido
porque fáciles son las apuestas cuando no se tiene nada
quizá sólo la cordura

He intentado hasta el punto de sufrir las consecuencias
de continuar con una vida en la cual las cosas no tienen mucho sentido
y debe ser don innato encontrar el camino hasta en los remolinos
por eso sigo, sigo mi inercial existencia
he logrado volver a sonreir por las cosas más pequeñas del universo
ignorando a priori que no estoy completo.

Soy demasiado conciente
y por eso sé, que aunque la esperanza sea una contraparte inevitable
de la condena; que no vendrás a por mi... al menos lo sospecho
si fueras a hacerlo no tendría que escribir cosas que puedo contarte al oido...
Aunque pensándolo bien, mejor no escribirlas tampoco.
Soy demasiado corriente.

Jaime Sabines - No es nada de tu cuerpo

No es nada de tu cuerpo ni tu piel,
ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte,
final de nuestro entierro.

No es tu boca -tu boca que es igual que tu sexo-,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo en que bebo.

Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.

No es tu mirada -¿qué es una mirada?-
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído,
ni tus voces, ni las ojeras que te deja el sueño.

Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia que sostiene tu beso.

No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo, ni una gota, ni un grano, ni un momento.
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

Y bue... me gustó el poema.

Sobre burbujas

Baila la niña de la falda roja
sobre burbujas que parecen flotar
Baila haciendo que sus piernas dibujen sueños al girar

Baila la niña de la falda roja
en copos de algodón
con una sonrisa alegre
al compás del bandoneón.

Sólo verte alegra a mis zapatos
aligera mis pies
no se han de poder contar los buenos ratos
que construyen tus pasos de revés.

Baila la niña de falda roja
sobre burbujas y parece flotar.

5 am

Las horas pasan inconcientes, desconsideradas; el tiempo se acerca así sin avisar. Las madrugadas ya no son tan frías como meses atrás, y poco a poco aprendo a sobrevivirlas con más calma.

A esta altura voy empezando a sospechar que la vida me debe mucho sueño, y que quizá en algún momento mi cuerpo empezará a cobrarme todos los excesos que le propongo a diario. Quizá debería preocuparme un poco más de no ser tan descuidado, quizá ya lo estoy haciendo.

De cualquier manera, en unas horas tengo un examen, un más de los tantos que ya he dado y de los tantos que quedan por dar; a esta altura ya sólo son eso, algo más que hacer porque se debe, no porque me guste rendirlos. Siempre me queda la sensación que sé más de lo que logro en las calificaciones, aunque si supiera lo suficiente, tal vez no me estaría quejando de tenerlos.

Definitivamente, esta vida me resulta extraña, a veces incomprensible; pero también resulta que toda mi vida me han enseñado a ser un superviviente, a no rendirme, a seguir adelante cueste lo que cueste, o cueste quien me cueste... y eso lo sé hacer bien, apretar los dientes, tragar saliva y encender un cigarrillo mientras le doy la espalda a todo aquello que no quiere avanzar conmigo.

Hoy soñé con un profesor del colegio... ya está muerto, pero igual logró colarse en mis sueños con toda su personalidad; probablemente, no logro dejar absolutamente todo en el pasado, no inconcientemente al menos... pero ahí donde me traiciona el inconciente, la razón siempre lleva la delantera.

El silencio de la tarde

En mi casa las tardes siempre son calladas, excepto en verano que los niños salen a esta hora a jugar y arman de la pista un patio de juegos.

Cuando hay silencio, inevitablemente te extraño; sin querer, o queríendolo. Aunque existan miles de razones para seguir sin más, también existen una cuantas para recordar como eran mis tardes hace un año o poco más.

El camino hacia el olvido es largo y lento, desaparecer cuesta más que sólo proponerselo; y perderse en esta estación es más sencillo de lo que se podría imaginar. A esta altura sólo he hecho lo único que me quedaba, para poder dormir, seguir con mi vida, ocuparme a más no poder y me va bien así, como tú solías enseñarme que se debe hacer.

No tengo fuerza para salir a buscarte en invierno; pero quizá, tú puedas llamar a mi puerta algun día para recordar, y quién sabe... Tal vez, ya no sea tan difícil vernos a los ojos otra vez.

Desollando recuerdos

Tras colgar el celular hice una pausa para ordenar todas las frases dichas y escuchadas, mientras me tiraba a la cama abrasando la almohada tan fuerte que las puntas de las plumas encontraban salida de la funda, e hincaban mis brazos, detalle al que no preste atención gracias a las palabras que dijo en ese momento que crearon un armazón del mundo de lo onírico protegiendo en su totalidad todo lo externo, pero dejando totalmente expuesto eso que tengo en el pecho.

-Olvida lo que paso ayer.
- ¿ha? Esta bien no te preocupes. Supongo que es lo mejor.

Dicho de su boca, me pareció que fue una decisión muy fácil que solo me toco aceptar de buena manera. Justo en el instante en que decido dejarlo todo y volver a soñar y enredarme en esa danza que es “amor” solo me quedo refugiarme en la música y torturarme de la forma más “planetaria” posible.

Después de escuchar 4 canciones “planetarias”, lancé la almohada por los aires, mandando a la mierda “la química” ingrediente que no todos somos capaces de compartir o que quizás se coló en mi vida de manera equivocada, una burda jugarreta del destino que la trajo a mis orillas, una botella que fue recibida por el remitente equivocado.



Cortitas de Benedetti

Después de todo,
los amores olvidados
son pesadillas dulces

(aún sigo creyendo que leerte a Benedetti al oido ubiera sido genial!)

Caballerias y damiseladas

Si yo hubiera tenido el coraje de no dejar que la vida pase así sin más, si hubiera hecho frente incluso a tus propios miedos; los días no serían tan grices como hoy. Porqué qué clase de caballero se deja matar a la primera estocada profunda.

Si tu hubieras llegado a pedir por mi otra vez, qué diferente serían las tardes; qué clase de dama se reusa a dejar caer sus dorados cabellos por el balcón, por miedo a que uno pueda lograr trepar a la torre más alta.

Qué clase de historia escribimos, refugiándonos en egoistas presunciones; qué clase de era dejamos detrás de nosotros, y un amor cobarde que no escaló torres ni mató dragones.


Cosmos

Ha pasado bastante tiempo desde que escribo; debe ser porque he decidido llevar mi vida a mi propio ritmo, todo ahora es más lento y me gusta así, me gusta tomarme el tiempo cada bendita mañana para ir reflexionando porqué vale la pena levantarse una y otra vez, y como dice la canción de Sabina, hay más de cien motivos.

Estuve leyendo Tokyo Blues de H. Murakami, y hoy he empezado un libro de cuentos de Benedetti. Creo que estoy empezando a preferir vivir la realidad a través de las novelas y los ojos de otros, al menos por ahora, porque mi realidad no me place en lo absoluto... al menos así me siento menos triste y los personajes empiezan a tener sentido.


Definitivamente me gusta como escribe, en general porque describe con bastante gracia los eventos, los lugares, los aromas y hechos al parecer sin importancia, como ir a tomar una cerveza al algún lado; que aunque no es relevante para la historia en sí, hace más real al personaje... en fin, si alguna vez tienen oportunidad de leerlo, yo lo recomendaría.

Por ahora, viviré en los libros; hacen que mi mente (y se podría decir que hasta cierto punto mi alma) descance metida entre líneas de tinta... Claro, no negaré que me gustaría alguien con quien compartir esto... pero al diablo con todo!

No mas efectos

Quiero ser inmune
a tu sonrisa
a tus vagos saludos... a lo lejos.
a las pocas probabilidades
a tu voz
a tus ojos cafes
ser inmune... ser inmune...
No quiero efectos secundarios, ni contraindicaciones, ni malestares generales.
Pero los sintomas se sienten desde aqui.
Una sonrisa inocente
la sangre fria y desubicada recorriendo mi cuerpo
sentir que estoy envasada al vacio
y llena de alas.
quiero ser inmune y estas invadiendo mi cuerpo
sin anestecia local y directo al motor bombardero de sangre fria.
Tus ojos cafes.

Entre copas

Ni siquiera sé porqué el nombre del post...

Todo parecía andar bien, y qué se yo... en realidad lo está; a veces me gustaría no tener que ser tan consecuente con lo que digo, pero en fin, no puedo cambiarlo y tampoco es que muera por hacerlo... quizá, sea que en ninguna decisión que tomemos no habrá dubitación de algún tipo.

El clima estaba templado, y el regreso a casa de la universidad fue batante tranquilo, pude dormitar como de costumbre en el autobús y me di cuenta que extrañaba las siestas incompletas de media tarde. Estoy en Lima hace varios días, y no he podido escribir nada últimamente porque otra vez mi computadora anda mal... es algo así como un Karma electrónico lo que tengo, me esperó a que regrese del viaje para malograrse y el sábado tuve que ir corriendo a ver qué le pasaba, peor que una niña engreída.

Ahora que tengo un poco más de tiempo para pensar en los resultados del viaje, pues la verdad es que me siento más tranquilo, un poquito más yo, un poco más alejado del mundo en aquel lugar de espectador en el que casi siempre me he encontrado; las personas como yo no estamos hechos para ser parte del cuadro, quizá para pintarlo o retocarlo, pero no para pertenecer ahí.

Con el pasar de los días mi añoranza por la soledad va creciendo otra vez, y otra vez se siente toda esa "solitud" familiar; supongo que así soy y que esa parte de mi no cambiara por más que pase el tiempo, y aunque pueda sonar a queja, disfruto estando así, incrustado en una sombra al final del salon de clases desde donde puedo escuchar todo pretendiendo que se está dictando sólo para mi.

hoy la he visto con la esquina del ojo, sabía que estaba ahí y una parte de mi moría por pararse a saludarla, a preguntarle como estaba; lo cual me hace sospechar que la coraza aún no está completa... Un par de semanas más en cualquier otra parte fuera de este mundo habrían logrado que esté más preparado, porque al final lo único que hice fue no pensar en nada durante el viaje y sólo el último día logré retomar la idea y prepararme para lo que supuestamente se venía.

Debo reconocer también que no ha sido tan complicado como en algún momento lo creí, y que mi pronóstico es bueno al final de este día. Uno nunca sabe que va a suceder en el futuro, pero esta vez, las sombras parecen estar del lado correcto de la habitación, mi lado.

Ya de regreso

Han pasado varios días desde que no me sentaba en este lugar, no ha cambiado en nada, pero ahora todo parece ser diferente. Me alegra haber emprendido el viaje que terminó hoy, que terminó aquí; porque las cosas se ven más claras ahora y después de tener una plegaria para recitar todas las noches, he encontrado tranquilidad en mis sueños otra vez.

He tenido un viaje bueno, una experiencia agradable.

Y volveré aquí a seguir escribiendo...