En resumen

¿cómo empezar el final de algo?



Las cosas han cambiado tanto en los últimos dos años, que además han ocurrido de manera vertiginosa y la vida ha sido todo excepto lo que podría haber esperado.



Encontré a una persona a quien podría llamar valiosa para mi, sin comprenderlo del todo también la perdí; intenté pie tras pie de continuar con un camino entre niebla que no terminaba de aclararse. Conocí el cansancio, el hastío. La desesperanza en mis ratos más oscuros, los besos vacíos que llegan servidos con el desayuno de la resaca, las promesas que se hace uno mismo.



Aprendí que amo mi carrera por las razones correctas, y que la odio también por las razones correctas; aprendí de la gente, de sus vidas, dolor, sufrimiento. Aprendí a salir de la cama incluso en aquellas mañanas donde nada parece tener mucho sentido.

Empezar algo al final del año, intentar recuperar el balance como a la mitad de una caída.

Mitad inventado.

Dicen que los sueños son aquello que nuestro cerebro no puede decirnos concientemente,
son por así decirlo, la manifestación de algo más profundo que nuestra propia conciencia.

Dicen que todos soñamos todos los días, pero que de todos esos sueños, son pocos los que podemos recordar. Y los pocos que recordamos terminan siendo olvidados en el transcurso del día. Así, podemos ir invocando pensamientos que no queremos tener concientemente, podemos lavar nuestra alma, ir descargando nuestro subconciente.

En general no recuerdo mis sueños.

Pero tengo recuerdos, que se evocan de manera súbita en cualquier momento del día, de preferencia en ambientes de soledad o nocturnos.

Recuerdo todo el tiempo. La recuerdo a ella.

Como no tengo capacidad de soñar, entonces recuerdo. Cada vez más distantes, borrosos, incomprensibles los momentos, inseguros de su existencia. Mientras más recuerdo más olvido, y la lejanía, la falta de frescura, los hacen casi subreales. Metafóricos.

Llega el tiempo en que los recuerdos se mezclan tanto con la fantasía, porque mi memoria fallida tiende a dejar espacios en blanco, que supongo, son llenados por inventos propios.

Mi realidad, o lo que fue real, deja de serlo. Para convertirse en un recuerdo mitad inventado.

Oye

Yo seré a tu lado,
silencio, silencio,
perfume, perfume,
no sabré pensar,
no tendré palabras,
no tendré deseos,
sólo sabré amar.

Cuando el agua caiga monótona y triste
buscaré tu pecho para acurrucar
este peso enorme que llevo en el alma
y no sé explicar.

Te pediré entonces tu lástima, amado,
para que mis ojos se den a llorar silenciosamente,
como el agua cae sobre la ciudad.

Y una noche triste, cuando no me quieras,
secaré los ojos y me iré a bogar
por los mares negros que tiene la muerte,
para nunca más.