December

Mi lugar favorito de la casa es la azotea; ahí llegan los árboles del primer piso, y los pájaros vienen a tomar agua del lavadero. Hoy escuchaba un disco que se llama december, en realidad era un cassette, de esos medios viejos pero bien cuidados; no había notado que llevaban el mar dentro, o una tormenta, de canción a canción se escucha la estática que simula toda clase de naturaleza; yo estaba ahí, en la azotea, la música salía por la puerta del cuarto y junto a ella el viento hacía que las hojas de los árboles se movieran, también se movía el adorno metálico que cuelga frente a la puerta y entre todos tocaban una melodía extraña y cautivadora.

Mi padre salió y me dijo, entre tantas hojas parece que estuviéramos en la selva; y cuando le hice notar la armoniosa combinación que se hacía entre el equipo de música, el colgador y el viento me dijo divertido: "como si el viento escuchara!"

Creo que hasta cierto punto he venido hasta Huancayo para estar en esta azotea, aquí se me hace más fácil renovar el espíritu y descanzar la cabeza de tantas cosas que en los últimos meses me han estado dando vueltas; creo que aquí he fumado los cigarros más largos y he tenido el honor de la compañía de los picaflores, desde aquí he subido al tejado en las noches despejadas de todo el año para ver las estrellas y me he hecho también un alma solitaria de tanta compañía no humana.

Al principio pensé que estaba volviendo a ser yo, que volvía a mis principios, pero ahora sé que eso no podrá ser jamás; soy diferente ahora y no puedo volver a ver la vida con los mismos ojos que antes, y eso es lo que esta ciudad me ha estado repitiendo desde que llegué... no puedo volver al pasado buscándome, porque me encuentro hoy aquí, y mis viajes por los recuerdos más añejos son sólo eso, recuerdos y nada más... Sin importar qué suceda, no puedo correr a esconderme en aquella persona que una vez fui y a la que le costaba mucho comprender, quizá por no haberlas vivido, muchas emociones.

Ahora he vivido más, y no me acerco a ser lo que me gustaría ser, pero aún tengo un camino por delante, por más que me duela dejar cosas y personas detrás por lo menos me quedan los recuerdos aunque no sea un recuerdo lo que quiero en mi vida, sino un ahora y no un ayer.

La damisela y los cinco lobos

Corrían las diez de la noche en la cantina de "la tía Mary"; por alguna extraña razón éste viaje ha significado un paseo por el pasado más allá de lo que hubiera podido imaginar cuando lo empecé; hacía tanto tiempo que no pasaba por ese lugar, que ya había olvidado prácticamente lo que era sentarme ahí a compartir unas cuantas cervezas.

Algo de seguro ha cambiado en nosotros, no somos más niños buscando aprender a vivir, somos ahora más como una manada de lobos que se ha reunido después de tanto, cada quien con sus propias batallas perdidas y ganadas; somos amigos de la infancia que no son más niños esperando vivir y se nota en los rostros, en las cosas que hablamos. Es distinto todo, lo sé; y tal vez sean sólo ideas mias, pero siento que soy quien más ha cambiado, y es por eso que me siento tan contento de tener aún mi lugar alrededor de la fogata (o en este caso una mesa de madera con dos cervezas encima) para seguir compartiendo las presas del día.

Ayer, sentada con nosotros, estaba la damisela; oyendo las historias en las cuales nos burlamos de nosotros mismos; y al verla reir supe que aún podemos llenar los vacíos que nos faltan, lo que no somos, cuando estamos juntos. Y por lo menos hacer reír a una niña a costa de cuentos de caperucita, y que podemos escondernos tras pieles de cordero para que no salga huyendo por nuestros colmillos.

Le agradezco a la dama, sus risas, su interés y paciencia para oir las historias que se han vuelto viejas; la sensación de comodidad sentada ella sola en una mesa llena de lobos, porque cuando tenemos invitadas, la manada vela por ellas y si sonríen lo suficiente, quizá lleven un licántropo a casa.

Debajo de la escalera

Hoy estuve dando vueltas por la chimenea de la casa, está construida de piedra y concreto y por delante de ésta descanza la escalera de madera; estaba dando vueltas sin pensar cuando de pronto miré debajo de uno de los peldaños, fue una sorpresa encontrar stickers que había puesto yo mismo hacía más de 15 años... Recordé entonces que cuando niño, solía sentarme ahí, debajo de la escalera, ya que entre peldaño y peldaño no hay más que una madera de apenas una o dos pulgadas de grosor, por lo que yo podía ver a través de este espacio; recuerdo imaginar que era mi tanque de guerra y utilizaba los stickers ahí pegados como controles de mando para poder disparar a mis blancos enemigos... Ahora no quepo ahí debajo, y los stickers estaban por despegarse, ha sido genial encontrar rastros de mi mismo en una casa de la cual no terminará nunca de salir un pedazo de mi mismo.

Quizá eso sea cierto, siempre queda de mi algo en esta casa, un pedazo de mi alma camina por éstos pazadisos grandes; y de noche, es probable que aún me tire en el techo a observar las estrellas. Hay tantísimos recuerdos aquí, tantas historias que terminan por encontrarse en lo que soy ahora, y por eso, quizá, no sea sabio de mi parte dejar que la tristeza me gane la partida a veces... Yo fui un niño feliz, tuve una infancia llena de juegos y juguetes que estoy seguro nadie más de mi edad tuvo (como una sierra circular con la cual cortar madera para hacerme mis espadas y escudos para la batalla) Fui un niño que no se preocupó por más que por jugar, y por soñar las historias más increibles encerrado en un cuarto lleno de legos y mis materiales de "experimentos químicos"... Nunca conocí el frio más que por ir al observatorio y jugar con un telescopio enorme, y el único hambre que sentí fue el de conocer el mundo, no sólo a través de mi ventana. Y eso es algo que quiero compartir, quiero compartir mi alegría de vivir con otra persona y quizá en algún momento con algunas personitas... No quiero un amor civilizado, como dice el gran maestro Sabina, yo quiero más que eso, quiero contagiar a cuantos pueda de esta felicidad que al estar aquí me recuerda que siempre estará escondida en mi alma, por más sombras que yo le heche encima.

No lo sé, quizá desde fuera no parezca gran cosa, no tengo nada más que ofrecer y jamás le ofrecí más a nadie; quizá porque no se ve o se siente sea algo parecido a una ilusión, pero para mi es tan real que se puede tocar, es tan cierto como la ley de la gravedad. Y sólo eso tengo para ofrecer... Quizá no sea suficiente, o si lo es, no es visible para la mayor parte de personas.

Cera

Mi casa huele a cera,
soy feliz cuando los pisos de madera huelen así
me lleva a mi niñez, una y otra vez

Es como encontrar el rastro de tu perfume
sin querer lo busco cuando alguna fragancia se le parece en el aire de calle

Mi casa aquí me pasea por el tiempo
las ventanas son grandes y desde ahí se mira el cielo
los cerros en el fondo siempre inventando nuevos colores

El aroma a una casa limpia me lleva hoy para todas partes
Soy feliz cuando huele a cera.

Fantasma

Como un fantasma, encuentro un rostro familiar en las fotos de hace algunos años; para mi no es tan difícil, pues nunca en ralidad fuimos muy cercanos, pero sí está esta persona en mis recuerdos y ahora que no camina más con nosotros, me resulta tan extraño encontrarla en imágenes congeladas, como si fuera un fantasma.

Quizá yo también sea un fantasma en las fotografías de otros, quizá eso sea lo que acostumbro ser... un rostro con nombre, que nunca fue conocido realmente. No lo sé, imagino que sólo a muy pocas personas les dejo acercarse lo suficiente como para empezar a conocerme; y muchas veces esto no termina bien, así que suelo no hacerlo frecuentemente. Además, aquellos que están más cerca son los que pueden lastimarnos con mayor facilidad... Quizá sea por eso que quiero convertirme en un extraño, quizá no sea una fortaleza el no sentir vínculos con muchas personas, sino una debilidad temer el permitirles que se acerquen demasiado como para hacer me daño.

Alguna vez hablé de aquello que un amigo me contaba, la teoría del erizo; en la cual dos erizos al acercarse más uno al otro, no logran más que lastimarse con sus espinas... Aunque en la vida real esto no suceda, ya estoy cansado de ser un alfiletero; porque al final no es que no intente, es que tengo la frustración de haber querido con demasiado corazón el acercarme a alguien, sólo para darme cuenta que no puedo penetrar sus espinas.

Por eso, prefiero, ser un fantasma en una foto... Con nombre, con risa, con sonrisa; pero fantasma al fin y al cabo.

Manhatan

Después de mucho tiempo, me atreví a probar la cereza del manhatan...
ni siquiera sé que diablos significa eso.

Las tijeras volaban diestras sobre mi cabeza, y el cabello cortado caía como una extraña nevada; ella me cortaba el pelo cuando aún iba al colegio, pensé mientras la observaba detenidamente, la vida golpea a veces demasiado fuerte, lo supe cuando ví lo que éstos años le han hecho.

No entiendo bien, o no termino de entender, porqué las jugadas de nuestro cerebro (o el corazón, como quieran llamarlo) a veces pueden llegar a lastimarnos tanto, que se note en las arrugas que se forman en la piel. Imagino que la ansiedad de no estar bien termina por influir incluso en nuestro cuerpo, y es al final, como si estuvieramos enfermos.

Me encantaría que las cosas fueran diferentes, que yo pueda manejar mejor lo que siento, que no se hayan tenido que jugar todas las cartas teniendo al final un "la casa gana" Imagino que no tuve alternativa, o si la había fui demasiado tonto para verla... o demasiado herido ya; regreso por caminos tan conocidos y me siento un extraño al caminarlos... extraño sin extrañar, extraño sin esa alegría que ésto a veces supone, saber que extrañas porque necesitas, porque quieres; pero ahora, no termina de ser claro si es que simplemente extraño por no ser lo suficientemente fuerte como para olvidar.

Hoy mi peregrinaje al pasado continuó con un corte de pelo, estoy diferente ahora, y muchas cosas de mí cayeron también con el corte. Sé que no estoy listo para muchas cosas, pero continúo caminando, es lo único que sé hacer bien... aunque no siempre sea lo que bien me hace.

Quice alejarme de todas aquellas cosas que pudieran recordarme lo que intento dejar atrás; ahora sé que todo eso es parte de mi... Incluso extrañar lo que no puedo tener más.

Ayer

Hoy el cielo estuvo extraño, las nubes fueron incompletas y al atardecer se hizo una gamma de grices superpuestos al rojo del ocaso que pintaban un cuadro diferente en lo alto. Fue un día para evitar dos funerales de personas que no conocí, y no sé si realmente puedo creer en esto de acompañar en el dolor ajeno.

Soy una persona extraña, lo sé; nadie jamás tuvo que decirmelo para saberlo; y hoy caminando otra vez por calles que no pisaba hace demasiados años, los recuerdos me hablan de eso; del chico que solía ser cuando vivía aquí, de lo diferente que soy ahora...


Supongo que así será en algunos años, veré hacia atrás, regresaré por mis pasos sólo para asegurarme que soy diferente; porque no extraño ser la misma persona que fui en aquel entonces, claro que la vida me había golpeado menos, pero nunca viviré tranquilo en otro tiempo que no sea hoy... por más que duelan algunas cosas, por más que extrañe, que me cueste dormir mientras deseo no soñar escenas que otra vez me acerquen a todo aquello por lo cual vine aquí alejándome; incluso cuando yo nunca quice, y le rogué al cielo gris de Lima que no tuviera que hacerlo... Pero la vida es así, y sólo tengo una reacción, una desición frente a la situación que no se me permitió escoger... Recuerdo entonces a Savater en su libro Etica para Amador, libertad es escoger que hacer frente a estas situaciones; porque si pudieramos escoger que situaciones vivir, seríamos entonces, no libres, sino omnipotentes.

Yo no escogí estar así, imagino que sólo puedo seguir haciendo lo que sé mejor hacer... Regresar a mis sombras, a mi pueblo, por mis pasos para recordar otra vez que nunca le temí al no estar feliz.

Ayer, es un hoy que duele menos.

Lejos, en casa.

En cuanto me di cuenta que estaba lloviendo, corrí a la azotea; la lluvia duró lo suficiente para mojar la tierra, pero no tanto como para mojar mi mano que sostenía el cigarrillo. Este cielo me ha enseñado, si esperas lo suficiente siempre llueve.

Estos últimos días han sido extraños, he paseado por calles que trajeron recuerdos añejos, y he visitado un cementerio que me trae tranquilidad. Incluso se podría decir, voy en peregrinación a remendar mi alma gastada tal vez por el smog de Lima, por el ruido y la vida vertiginosa que a veces nos arrastra sin darnos cuenta. Aquí el tiempo parece correr diferente, los lugares están más cerca y mantener mi mente ocupada en cualquier cosa que falte en la casa, evita que pueda pensar, lo cual, a esta altura, es altamente disfrutable.

Estoy lejos de mi lugar, he dejado atrás los mares de cemento para ver otra vez como el cielo lentamente oscurece y se deja caer sobre mis hombros cuando tiene ganas de lavarme el espíritu y alimentar un poquito los sueños de futuro.

Ultimamente, la idea de continuar solo hasta el final me va seduciendo cada vez más; la posibilidad de no encontrar, por no buscar, otra vez quien quiera caminar conmigo, ser mi complice para reir bajo las sábanas, para viajar... Cuando miro atrás, no puedo evitar notar un camino largo de soledad, con cada intento frustrado de compañía, que hoy, ahora, sí empiezan a simular una predicción de futuro, y no hace tanto daño como podría haberlo pensado en algún momento.

He vuelto a caminar, he visto otra vez calles viejas; por primera vez en mucho tiempo, me siento completo cuando sólo voy conmigo mismo. Nunca terminará de ser felicidad completa e incondicional, pero tampoco será nunca completamente triste. Supongo que al final esto me define, soy la frontera, el límite, y pasar a cualquier lado no me resulta nunca bien.

Soy la frontera.

Fuera de casa

Estoy lejos, aunque quizá siga en casa.... Estoy renovandome, surciendo un alma que llevo rota hace demasiado tiempo. Sigo escribiendo, pero colgaré las cosas después.

José Martí - Dentro de mí

Dentro de mí hay un león enfrenado:
De mi corazón he labrado sus riendas:
Tú me lo rompiste: cuando lo vi roto
Me pareció bien enfrenar a la fiera.

Antes, cual la llama que en la estera prende,
Mi cólera ardía, lucía y se apagaba:
Como del león generoso en la selva
La fiebre se enciende; lo ciega y se calma.

Pero, ya no puedes: las riendas le he puesto
Y al juicio he subido en el león a caballo:
La furia del juicio es tenaz: ya no puedes.
Dentro de mí hay un león enfrenado.

Me gustó el poema.

Si yo tuviera un diario…(3)

En este punto no supe que hacer, dejarla ir o seguirla, y si hacia lo ultimo para qué, que le diría, que pensaría ella al darse cuenta de que la estaba realmente siguiendo. Deje las dudas a un lado, si estaba en esta situación era justamente debido a ellas, pues si hubiese actuado decididamente desde un principio estaríamos tal vez aun juntos, preguntándonos nuestros nombres y pasatiempos. Así que decidí seguirla, tome el siguiente carro que venía hacia mí, una combi que funcionaría como corcel por ahora, la tenía que encontrar, esto aun no había concluido. Lamentablemente, en mi desesperación por poder alcanzarla, no me fijé mucho en la apariencia del bus que ella había tomado, por lo que en vez de perseguir a éste opté por ir de frente a mi destino, al centro de Pueblo Libre, ahí debía de estar ella, caminando, bella, y lo demás no importaba, ya se me ocurriría algo que decirle al vernos de nuevo.

Así llegue al centro, la busqué, camine alrededor de la plaza, luego camine por la calles cercanas, amplié mi radio de búsqueda a otras calles, y decidí volver al centro nuevamente a ver si la hallaba, me senté en una banca, y esperé. Diez minutos pasaron, luego diez más, decidí caminar por la calles cercanas otra vez para luego volver otra vez a la plaza, pasaron muchos minutos más y entonces comprendí que la había perdido, como perdí en otras ocasiones a otras ellas en mi vida, a quienes mientras escribo he empezado a recordar, y a recordar también como no hice mucho por conocerlas. La perdí, hoy la perdí a ella, pero no cuando bajamos del primer bus en donde nos vimos, sino creo que desde antes, desde el momento que no tuve el valor, de una vez interpretada su primera sonrisa, acercármele y ayudarla, ahora comprendo eso. Y así ella se fue de mi vida.

Yo no tengo un diario, ni un blog siquiera, pero quería compartir esta historia que es tan real como la pena que sentí esta mañana, pena por mi claro está, por que me falta valentía, algo que debo solucionar por mí mismo. No pretendo dar ningún consejo, pues como ya se habrán dado cuenta, en esto de las relaciones no soy un experto, y si algún mensaje pueden extraer de lo que me sucedió, pues bien por ustedes. Pero decía que no tengo un diario, nunca lo tuve, la verdad es que creo que pararía olvidado en mis cajones, casi vacío, pues como conté en un principio, paso muchos meses dentro de una vida monótona de estudiante, pero si yo tuviera ese diario definitivamente hubiera escrito esta historia en el, pero no siendo el caso he preferido dejar esta historia en esta Estación Perdida que hoy me tuvo de pasajero. No sé si me subiré de nuevo, tal vez sí o tal vez no pues como me ha sucedido en viajes a través de esta ciudad, a veces me topo con gente a la que ya había visto antes, aunque la mayoría de veces viajo con gente a la que solamente veré una vez en la vida, espero que ese no sea el caso con ella, y espero pronto en la misma ruta que tome hoy día volver a ver su sonrisa, a sentir su olor, y esta vez sí a atreverme a acercármele y sentir con ello lo suave y cálido de su piel, si ese es el caso sin dudarlo haré un nuevo uso de la Estación, para contarles una nueva historia que ya no será triste, como ésta .

Media noche

A la media noche, llega silenciosa la melancolía, entra en la habitación sin hacer ruido, como amante prohibida. Quiero ser feliz, y sólo eso tengo, el deseo de serlo; sin importar que de alguna manera pre establecida sepa que sin importar lo que suceda, mis ojos no tienen la inocencia de cerrarse a la tristeza.

Mis recuerdos son paisajes de color azul, llenos de grises como contraste y de calles lluviosas donde alguna vez me enamoraba. Extraño no saber, extraño aquel entonces en el que vivir era la búsqueda de hacerlo y no tener ya una colección de despedidas; algunas con más rima que otras, todas siempre tristes.

Sin embargo, ahora nace la sonrisa de haber vivido; ahora que ya puedo proponerme continuar sin volver por caminos ya recorridos, por fin, duermo sin soñar... otra vez, puedo dormir sin tener miedo de mis sueños.

Sé que regreso a mis basales, a mis estados cercanos al cero, donde cada molécula es lenta y sin importar la energía se mantiene así, calmada, inmóvil. No importa sentir las sombras, porque nunca le has temido a la oscuridad, verdad camarada? Es lo que pregunta la doncella de la soledad cuando me abraza con sus frías manos y logro reconfortarme en su regazo.

Media noche ya, y no hay ganas de dormir, porque ya no necesito dormir mis penas; porque no puedes escapar de algo que es parte de ti, y tampoco temerle; y así como llega la noche, así voy desapareciendo.

Si yo tuviera un diario…(2)

Desee con todas mis fuerzas que se sentará a mi lado, aun sabiendo que ese sitio ya estaba ocupado, por lo que tuve la esperanza de que el tipo que estaba a mi costado se levantara para bajar de una vez en este paradero en el que ella había subido, pero no fue así, el tipo estaba dormido. Y entonces paso ella por mi costado permitiéndome con esto sentir la brisa que generaba su ligero caminar, se sentó detrás mío y noté que esta vez a su lado si había un asiento vacío. Pensé entonces la manera para pasarme a este otro sitio, de manera muy casual, claro está, pero entre lo mucho que tardan en surgir mis brillantes ideas, una señora que también había subido terminó por sentarse junto a ella matando con esto momentáneamente mis ilusiones.

Señora, ¿este carro va al centro de Pueblo Libre? – le preguntó ella, tal vez, quiero creer, sabiendo la respuesta y esperando que yo la ayudará. No lo sé, déjame preguntarle al cobrador – le respondió la otra, ésa, la usurpadora del lugar que me correspondía, para que el otro respondiera que no pero que les avisaría cuando pasemos cerca de otra avenida de la que podía tomar otro carro para llegar a dicho sitio, yo sabía todo esto pero no pude tener el valor para decírselo cuando tuve la oportunidad. Así continuó el viaje, mientras yo trataba sin ser demasiado obvio de volver a verla de nuevo, algo difícil estando ella detrás mío, cuando de repente volvió a preguntarle a la señora, que para este momento ya me caía muy mal por lo que no me había permitido, que si ya estaban cerca a esa avenida. En este momento comprendí que en realidad ella realmente no conocía por donde estaba yendo por lo que entendí que ésta era mi oportunidad si quería conversar con ella, era fácil, lo único que tenía que hacer era voltear y decirle que no se preocupara, que yo también me dirigía a donde ella iba y que podría acompañarla si quisiera.

Lo había decidido, ya no iría a la universidad y en vez de eso cambiaría mi destino a fin de poder conversar con ella aunque sea unos minutos, todo lo imaginé en mi cabeza - el dialogo entero y hasta sus respuestas - cabeza que lamentablemente de nuevo funcionó en contra mía llenándose de fantasías que finalmente se disiparon cuando el cobrador gritando anunciaba el nombre de la avenida en la que ella tenía que bajarse, desperté entonces de mis ilusiones y me di cuenta de que ya había pasado algún tiempo desde su pregunta por lo que resultaría extraño decirle ahora todo lo que había pensado, además la señora, una vez más entremetiéndose en asuntos que no le incumbían, le dijo que ya se acercará a la puerta, que ya estaba cerca de donde tenía que bajarse. Pensé inmediatamente en otro modo rápido de abordarla y concluí en que también yo bajaría para una vez abajo, librados de la tía, dar inicio a mi plan que de seguro funcionaría. Me apresure a la puerta, antes de que ella lo hiciera, para que así pareciera que yo no iba tras de ella, ella me siguió y se paró a mi costado junto a la puerta, cuando ocurrió un momento mágico que nunca hubiese esperado cuando más temprano había salido de mi casa. Teniéndola cerca a mi pude percibir lo bien que olía, y usando un espejo que se encontraba pegado a la puerta, ver sin que supiera lo hermoso de su figura, y ver además su piel, que sin poder tocarla ya imaginaba lo suave y cálida que era.

Decidí entonces dejar de ampararme en los reflejos y mirarla de lleno, giré el rostro y, mientras el bus se detenía, la vi sonreírme nuevamente, fui de lejos más que feliz los segundos en que esa sonrisa me perteneció, recordé como era eso de sentirse el hombre más afortunado del mundo, y tras devolverle la sonrisa creí con toda fervor que la suerte que me había acompañado en lo últimos meses hoy por fin cambiaría. El bus se detuvo, y yo siendo todo un caballero le indique que bajara primero - aunque más que un caballero ahora me sentía un rey, aunque sin cavilar todavía que hasta sobre éstos se han escrito tragedias – y ya cuando me disponía a bajar, sin mucha prisa pues para este punto ya creía la partida ganada, dos mujeres, dos nuevas brujas en esta historia, se me adelantaron bajando primero y tras ellas dos o tres mocosos que a tropezones me cerraron el pase bajando también antes que yo. Cuando al fin pude estar abajo, ella ya había caminado unos diez o quince metros, me gustaría pensar que volvió a esperarme y cuando vio que yo no bajaba decidió seguir su camino, no lo sé, el hecho es de que ahora se encontraba lejos y yo no sabía ni cómo llamarla, llegó hasta donde parecía que un nuevo bus la aguardaba, y en este punto yo no podía creer lo mala que es mi suerte, usualmente uno se demora por lo menos unos minutos hasta encontrar un carro, pero ahora todo parecía jugar en mi contra, ella ya había subido al otro bus y yo apenas había avanzado unos cuantos metros desde mi bajada. El bus cerró su puerta, con ella adentro, y yo no pude llegar ni siquiera lo suficientemente cerca como para que notará que la seguía.

Si yo tuviera un diario…(1)

Sin ánimos de hacer nada especial, me vestí hoy para dirigirme a la universidad.
En realidad fue algo que hice por pura inercia pues no tenía nada más que hacer allí, ya las clases concluyeron, pero quedarme en casa no me parecía una mejor opción.

Así, como desde hace un tiempo, fui caminando al paradero que han puesto por mi calle a esperar al bus que me llevaría al destino antes trazado. Nada nuevo, nada especial… - me decía a mi mismo mientras caminaba pensando en lo aburridos que han sido los últimos meses de mi vida, en que mis problemas académicos, más seguidos ahora que antes, han hecho que no permita brindar ni un poco de tiempo a alguna otra actividad.

Nada nuevo, nada especial... – me volví a repetir cuando por fin voltee la esquina viendo, para mi sorpresa, un tumulto de gente alrededor del paradero al que tenía que llegar. Un atropello o un choque, pensé, algo ya casi natural por la avenida en la que vivo, para luego de acercarme comprender que en realidad habían asaltado a una mujer, ésta se veía muy asustada, y alrededor de ella se encontraban dos policías y, supongo por lo poco que vi, algunos amigos de la poco afortunada que habían llegado a consolarla. Naturalmente estaban cerca también varios curiosos y creo que uno más no hubiera podido hacer mucho por ayudarla, así que consciente de lo inútil de mi permanencia, ignoré lo sucedido y en menos de dos minutos ya estaba dentro del bus que sin saberlo no me llevaría al sitio premeditado.

Mientras viajaba pensé en sacar un libro de mi morral para hojearlo pues a veces lo hago porque me gusta leer, aunque otras veces prefiero tan solo observar hacia la calle, a la gente, a los edificios que en su mayoría van haciéndose de a pocos, de esfuerzos casi individuales, como gran parte de esta ciudad, cuando de repente subió esta chica que por casualidad o predestinación, qué más da, me observó directamente a los ojos - acelerando un corazón que yo tenía desde hace tiempo olvidado - para luego sonreírme y con esto hacerme comprender que hoy podía suceder algo nuevo, algo especial.

Vino, queso y mermelada

Sentarse en una mesa, recordar viejos tiempos; sólo puedo imaginar lo que se siente tener un pasado de tantos años, temas de conversación para quedarse ahí días enteros simplemente conversando.

Me encanta tomar vino, más aún si es con una conversación de esas en las que uno siente que el alma le está creciendo, que los ojos se te abren y las risas afloran con un vaivén de bromas inteligentes. Hay tanto que aprender de la vida, tanto que explorar; siempre será genial compartir la mesa con espíritus mayores, aprendiendo cosas que son realmente importantes, adoptando formas que hacen que no me sienta tan viejo...

Por eso admiro a mi padre, por eso quiero tanto a algunos de sus amigos, como si fueran parte de mi familia y siempre me siento bienvenido en sus casas; yo aún creo en esto de sentarse en la hoguera a escuchar al mayor de la manada, a estudiar sus procesos... Respetar el simple hecho, que esta noche, sea compartida contigo.

Ornella Vanoni - L'appuntamento





Ho sbagliato tante volte ormai che lo so già
Che oggi quasi certamente
Sto sbagliando su di te
Ma una volta in più che cosa può cambiare
Nella vita mia
Accettare questo strano appuntamento
È stata una pazzia
Sono triste tra la gente che mi sta
Passando accanto
Ma la nostalgia di rivedere te
È forte più del pianto
Questo sole accende sul mio volto
Un segno di speranza.
Sto aspettando quando ad un tratto ti vedrò
Spuntare in lontananza
Amore, fai presto, io non resisto
Se tu non arrivi non esisto
Non esisto, non esisto
È cambiato il tempo e sta piovendo
Ma resto ad aspettare
Non m'importa cosa il mondo può pensare
Io non me ne voglio andare.
Io mi guardo dentro e mi domando
Ma non sento niente
Sono solo un resto di speranza
Perduta tra la gente.
amore è già tardi e non resisto
Se tu non arrivi non esisto
Non esisto, non esisto
Luci, macchine, vetrine, strade tutto quanto
Si confonde nella mente
La mia ombra si è stancata di seguirmi
Il giorno muore lentamente.
Non mi resta che tornare a casa mia
Alla mia triste vita
Questa vita che volevo dare a te
L'hai sbriciolata tra le dita.
Amore perdono ma non resisto
Adesso per sempre non esisto
Non esisto, non esisto


He estado equivocado tantas veces que ya sé
que hoy casi con toda seguridad
me estoy equivocado acerca de ti
Pero una vez más que cosa puedo cambiar
en mi vida
Aceptar esta extraña cita
fue una locura
Estoy triste entre la gente que
me esta pasando al lado
Pero la nostalgia de volver a verte
es más fuerte que el llanto
Este sol ilumina en mi rostro
un signo de esperanza.

Estoy esperando a cuando de repente
aparezcas en la distancia
Amor, hazlo pronto, yo no resisto
Si tu no llegas no existo
No existo, no existo
Cambió el tiempo y está lloviendo
pero me quedo a esperarte
No me importa lo que el mundo pueda pensar
no me quiero ir.
Me resguardo dentro y me pregunto
Pero no siento nada
soy sólo un resto de esperanza
Perdido entre la gente.
Amor, es ya tarde y no resisto
si tu no llegas no existo
no existo, no existo

Luces, coches, escaparates, calles todo cuanto
Se confunde en la mente
Mi sombra se ha cansado de seguirme
El día muere lentamente.
sólo me queda volver a la casa mia
a mi triste vida
Esta vida que yo quería darte
se te ha desmenuzado entre los dedos.
Amor perdono, pero no resisto
Ahora, para siempre no existo
No existo, no existo


Me disculpo por la mala traducción, no entiendo tan bien el italiano.

Universo, segunda parte

Hoy dos fragmentos que quiero compartir del libro que estoy leyendo, porque literalmente me han movido el universo; me ha hecho pensar en la cantidad de preguntas que están ahí para ser descubiertas, tan simples, tan sencillas, que al parecer dejamos olvidadas...

Del libro "La teoría del todo" de Stephen Hawking; los dos fragmentos que cambian mi percepción de la realidad.

Se podría decir "La condición de frontera del universo es que no tiene frontera" El universo sería completamente autocontenido y no estaría afectado por nada fuera del mismo. No sería creado ni destruido. Simplemente sería.

Y el segundo sería:

L.P. Hartley escribió: "El pasado es un pais extraño. En él se hacen las cosas de forma diferente; pero ¿Porqué recordamos el pasado, pero no el futuro?" En otras palabras, ¿porqué el tiempo va hacia delante? ¿Está relacionado con el hecho que el universo se está expandiendo?

Yo encuentro en las ciencias poesía extraordinaria, arte... Sus implicancias son muchas veces elegantes, y no importa cuanto uno pueda saber, frente al conocimiento que la humanidad va acumulando, es imposible perder la capacidad de admirarse de todo aquello que nos rodea.

Sería tan genial que esto me suceda también en la parte sentimental, a veces siento el agotamiento, el "burn out" como le llaman, y quiero descanzar sentimentalmente, sin saber como lograrlo me embarco en la aventura de un silencio, quizá, sin retorno.

Causa y consecuencia

Hoy recorría el universo, estaba metido en un libro que explica la teoría del todo; estaba pensando en que no hay nada que suceda que no tenga una consecuencia en algún otro lugar, no hay creación de algo de la nada, y que cada positivo tiene su contraparte en algún otro lugar del universo, tanto así que al final la suma de todas sus partes resulta cero.

Me he equivocado tanto, tantas veces, y sé que todas y cada una de esas equivocaciones tendrán una consecuencia; no importa lo mucho que puedas cerrar los ojos, siempre vuelven para encontrarte.

Intento ser fuerte, intento no darle vueltas a problemas que no logro terminar de entender; y el espacio a mi alrededor no termina nunca de tener sentido; entonces intento olvidar, encontrarme estable otra vez para sonreir... pero cada vez que parece que estoy lográndolo, regresan a cazarme viejos miedos y nuevas maldiciones.

Hoy no sé si sentirme mejor o peor, sólo sé que debo arremeter en contra, debo terminar de salir de esto que ya se está convirtiendo en algo crónico, debo atravezar los cristales con fuerza sin importar las cortadas, porque si no, temeré siempre dejarme llevar, porque si dejo que esto sea mi lección de vida, entonces no podré volver a compartirme otra vez. No sé si es por algo en específico, o si es simplemente que ahora soy más viejo, más adulto , más conciente; pero por fin entiendo el miedo de tantos de dejarse llevar al ritmo de otra persona. Si nunca tuve miedo antes, no quiero tenerlo ahora.

Soy silencio, consecuencia de mis actos, de los actos sobre mi. Y no podía empezar a llenar mis vacíos si no sabía cuales eran, ahora tengo una idea más clara de todo.

escondido 2

Sentada aquí
sin estar
Quiero volar a tu lado
teniéndote tan cerca.

Correr en espacios que no son míos
ser cuerpos ajenos
todo por rozar tu piel
que me grita.

Risas en mi vacío
ganas de rodar
besos que no florecieron
una ruta en picada.

Somos sacos
ansiosos de hueso
de pedazos de mundo
a nuestros pies.

Y me alejo
porque mis labios quieren bailar
a un ritmo diferente
contrapicado.

Y me ven
porque no logro desvanecer
mis manos
en este blanco.

Esta fuerza
este pedazo de cielo
luna conectada
a mis ojos.

Este miedo
caparazón
erosiona mi estructura
me desarma.

Me pides que pare
cuando eres mi límite
un punto de partida
infinito.

Y no encuentro la marca
la cruz del tesoro
en mi vientre
parar este silencio.

escondido

Jugando

ese espacio de aire cambió

se hizo denso.

Y al ser de palabras

salto

entre mares de sonidos

y silencios eternos.


Un escape

quiero ver tus dedos bajo el agua

despertar sin reloj.

Universo

Imagen real, del telescopio Hubble


El universo es tan grande, que conceptualizarlo en una sola idea es casi imposible, no importa el número o distancia que imagines, probablemente es más grande que aquello y entonces llegarás inevitablemente a pensar en infinito; que más allá de ser algo sin fin, es como llamamos a aquello que está fuera de nuestro alcance para cuantificar. Entonces sí, podríamos llamar infinito al universo.

Ahora, el tiempo; si se pudiera poner un inicio y un final a la existencia de la materia o la realidad como la conocemos (o creemos conocerla) si pudieramos imaginarlo por un instante como una unidad, como un todo y luego lo dividieramos en billones de años, y después en partes más pequeñas hasta llegar a lapsos de diez segundos, tendríamos otra vez, un infinito número de intervalos.

Si pensamos entonces en la cantidad de veces que bailaron danzas de energía cósmica, hasta que en una colisión (de las tantas que podríamos imaginar como infinitas) se generaron átomos de materia llegando a conformar carbonos, moléculas más complejas que formaron células, luego tejidos y finalmente seres vivos más completos.

Y si cada uno de nosotros fuera el resultado de la sobrevivencia de cada (y todos) nuestros antepasados a lo largo de la historia joven de nuestra especie; en un sin fin de posibilidades y acciones que pudieran generar reacciones en cadena, como un efecto mariposa, en donde el más mínimo detalle diferente en alguna minúscula parte de esa secuencia exacta, tendría como resultado que alguno (o ninguno) de los dos existiera...

¿No parece suficientemente mágino el hecho que ambos existamos, haber coincidido en el mismo lugar, en el mismo tiempo; y que la infinidad de posibilidades sucedidas hayan tenido como resultado los diez segundos que nos duraba un simple, inconciente y mísero beso?

Pero no, en general, las personas tendemos a subestimar (y vaya manera de hacerlo) cada segundo que tenemos. Y queremos música de fondo, parajillos trinando en los árboles; luz más brillante y aquello "desconocido" que le da un nosequé a las cosas y que termina con una imágen que se va oscureciendo para que comiencen los créditos de la película.

Cada respiro, segundo, beso, tiempo; es mágicamente real y complejo... Siempre y cuando uno aprenda a valorarlos como tales y no vivirlos como si nada. La belleza de lo simple, el milagro de la vida... llámese como mejor le parezca a cada uno, es algo que yo no sé si significaré en algún momento para otra persona.


Cambio

Me encanta ver como la ciudad cambia; me gusta sentir que no son las mismas calles de siempre, saber que no importa cuantas veces camine por ellas no van a ser iguales indefinidamente; se construirán edificios cada vez más altos, se romperan las pistas para arreglar cañerías y desgues, para poner tuberías de gas, aunque nadie las haya pedido.

Me gusta que mi ciudad cambie, porque entonces no es monótona, porque si la ciudad puede cambiar sus estructuras de concreto, sus suelos, sus bases; entonces, también puedo hacerlo, aunque no lo note al principio, aunque no sea conciente de ello sé que estoy cambiando y eso me alegra, me renueva, me da fuerza para seguir caminando, para olvidar lo que tengo que olvidar y llegar al próximo cruce en cebra o a la bocacalle siguiente.

Si la cuidad puede levantar muros, también puedo hacerlo. Y quizá, como ella, pueda convertirme en un ser de esos extraños, que trata como lo tratan, que no es nunca "demasiado bueno" ni demasiado cojudo, que tiene sus barrios altos y peligrosos, sus calles con putas y drogadictos desesperados por la dosis diaria, como mi ciudad; con puertos y aeropuertos para largarme de mi mismo cuando ya no me soporte más y necesite auto-vacaciones. O para darle a los demás la oportunidad de alejarse antes que empiece la revuelta y los gases lacrimógenos del centro.

Algo ha cambiado en mi, como la calle que hoy recorría; casi imperceptible, casi nadie hará conciencia de ese minúsculo cambio, pero ahí está, es diferente todo y ahora yo... yo lo noto.