Do re Sol

Noche sin brisa, las cortinas no bailan más y el calor inunda la habitación de un hotel lejos de casa; como si supiera dónde queda realmente. The shadow of your smile termina de llenar el poco vacío de este e spacio. E inevitablemente regreso sobre mis pasos hasta el momento en que ella salió de mi vida, tan inesperadamente como la forma en que llegó; quizá la lejanía geográfica de las personas terminen por acercarlas realmente, quizá sólo es un deseo tonto que recula a lo más oscuro de mi alma, entre viajes hiperespaciales dentro de los rincones de mi mente cualquiera.

Desperdicio de sinapsis, corazón en mal uso; dicen que todos los recuerdos, con el tiempo, terminan siendo buenos recuerdos, y sin embargo, héme aquí deseando tan sólo que no ocupen espacio de un almacén limitado. No estoy en ese lugar.

Kind of blue de Miles Davis, y el tiempo se detiene en la gota de sudor que empieza a deslizarse por mi frente; nunca me ha gustado el verano, pero este calor asfixiante tiene cierto hechizo sobre mi, o quizá simplemente el letargo.
No quiero trabajar todo el día con el único objetivo de terminarlo,
con la ducha caliente después de la jornada como único premio,
no quiero esperar a fin de mes, ni a la quincena
no quiero que mis sueños me los vayan dando en cómodas cuotas mensuales.

Tampoco quiero esta sensación de vacío en el centro de mi abdómen,
ni volver a extrañar,
quiero silencio, vacío

vientos

Cada día me pregunto si es una buena decisión todo esto (echar por la borda lo poquito logrado). Cada día me complico más, pero que hacer. Cada día veo rostros sinceros que me devuelven a mis 16, cada día hay hadas vagabundas transformadas en recuerdos, es extraño, el pasado no molesta, ha sido exorcizado y resulta liberador.
Qué bonito es tener tantos recuerdos, tantos pero tantos que necesitas la compañía de otros para acordarte de ellos.

No importa lo que venga dentro de poco, he aprendido a no tener miedo. No importa lo que pase, sea bueno sea malo. No importa. Tengo muchos recuerdos lindos en esta tierra, que si algún día me siento triste, solo bastará escuchar Dylan y cerrar los ojos, ver el rostro de mi señora madre y otros tantos queridos que tengo tatuaditos en el corazón.

Después de ello seré invencible. Nos vamos felices; mis maletas, Floyd y yo.
VAMOS BOYS!