3.

Ya no escucho el reír de sus tardes ni el vaivén de su vientre, sus despertares ni sus noches.
Ni el silbido de la aves serán suficientes
Nada complementa el refugio desvalijado.
¿Las melodías que dibujaba en mi almohada se inflan
En una cálida despedida?

¿El adiós será un hasta siempre?
Regurgita mi mente, el saber no estar ahí se simplifica en una esperanza precaria
Como el grito de quien canta a la añoranza
Huella de recuerdos grabados en arena.

El acido me dibuja sus formas y la hierba me expone sus matices
La ingenuidad toca sus rastros inocuos donde alguna ves reposaban sus manos
Diluyéndose en anestésico brebaje para mis noches insomnes
Gracias por la cobija de tu tacto grabado en nuestras madrugadas.


Al alba dejaré la manta en tu alcoba y me refugiare en tus quimeras
Me entregaré a la locura de los que nadan a rastras.
Bajo las atónitas miradas de quienes “hacen lo correcto”.
Mientras que en mi insania susurrare un “buenos días” al viento.

2.

Esto es más que un todo dentro de una nada,
jugando a amar en esta caja de consuelos,
todos fugases todos intransigentes
pedazos suscritos a la perplejidad en sus orillas.

pueda que sean las eternas guerras
o sus suplicas miradas a la ejecución hirsuta;
tan arraigados en su moral
llorando sus huestes en sangre lasciva.

Veo caer la borla plateada al vacio
Tirando migajas a los sueños de pocos
Locuras para muchos monedas para otros
So pretexto de armonía, regalos para la miseria.

Átame a esta locura y arrójame a sus miradas
Enarbólame de sus bajezas y sáciame de sus penas.
¿Tan lamentable será mi despedida al final?
Anégame de tierra pútrida que es lo que queda.

Quizá al final no pueda verte mi amada
Las ideas cambian mientras los sueños se sublevan en callados piquetes
Tiemblan ante la vos de un todo cegados de hambre.
Esa es la vida me gritan las gentes.

Aparecen los idilios pertrechos y funcionales
Nuevas concepciones de amor, todo cambia.
Barréname de esas miradas impidas
Dale un sosiego a mi locura mi bien amada.

Calla

Estoy cansado.

Calla.
Escucha.
Y escucha bien.

Porque quizá sea esta la última vez que puedo hablarte de forma tan... civilizada.
Fuiste tú quien firmó la sentencia que destierra fuera de mi persona cualquier tipo de sentimiento, amor o locura que yo pudiera alguna vez sentir por ti, yo soy quien ejecuta la orden de tu mandato.

"if you want me to fuck off, im your man"

Soy el propio verdugo, con todo el derecho, de cortarle las alas al Ícaro de nuestros sueños; de lanzarle piedras a nuestra señora de la Esperanza. De quemar retazo a retazo hasta la última hoja de nuestra biografía conjunta.

Y tengo, sobre todas las cosas, el derecho al olvido.

No llames, no escribas.
Solo calla y desaparece.
Canta Sabina: yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena del sofá.

Afortunados aquellos que saben lo que quieren, de la vida, del amor, del sexo. Los que se pasan buscando la otra mitad del cuerpo del que Platón hablaba; los que creen, en el cielo, el shangri la, el after life, el tántra y los multi orgasmos; los que pueden creer y no tienen mis ojos, los que encuentran la sabiduría en Paulo Cohelo y Deepak Chopra.

Bienaventurados. Todos aquellos que no aman por el ser, sino por como se sienten y esos que simplemente no aman. Los que pueden ver en el destino su fracaso y la suerte en la gloria, los que han descubirto como hacerse parte de la vida sin ser partícipes, los que se convierten en parte del escenario y la puesta. Los que disfrutan de las canciones de Sabina por su letra inteligente y no pueden linkear sus canciones a su vida, o simplemente los que no les gusta para nada.

Empezaré a culpar mi mala suerte, mi destino. Porque de otra manera soy yo, algo erróneo dentro de mi, algún cromosoma equivocado que no se manifiesta en la apariencia sino en el ser, en el alma. Culparé a la vida, la llamaré puta y perra como tantos lo han hecho; dejaré que pase viendo desde un lado seguro inamovible, porque estoy cansado, cansado de todo esto.

Dejaré de soñar en el amor sincero, ese que no necesita los efectos de hollywood para saberse cierto, dejaré de creer que la constancia y el compromiso valen más que el "adrenalin rush" y las hormonas en el cerebro que te hacen pensar que estás enamorado; dejaré de creer en las buenas personas, en que el bien siempre triunfa, en que la humanidad todavía tiene esperanza.

Así quedo, sin sentido.