la depresión de fin de octubre

(publíquese el 28 de octubre, a mitad del día si fuera posible)



Nací un día como este aunque no lo recuerde; nací por cesárea, pero me hubiera gustado nacer de "nalgas francas" como dicen los obstetras, y así, lo primero que vería el mundo de mi, sería mi culo demostrándole lo que pienso de mucho que hay en éste; pero no, después de cortar el pobre útero de mi madre me sacaron por ahí, aún dormido me di cuenta que ya no estaba más en ese lugar cálido y seguro, aún dormido y por frío empecé a llorar desconsolado y terminé en manos de unas enfermerdas desgraciadas que con un pedazo de cartón me rasparon todo el cuerpo quitándome el vérmix que, según ellas, serviría para darle juventud eterna a sus rostros que espero estén hoy reventando de arrugas.


Nací el día en que la última procesión de feligreses del señor de los milagros salía a la calle llenándola de cánticos y palo santo (debe ser por eso que hasta ahora me da alergia y dolor de cabeza ese olor indescriptíblemente horrendo) quién sabe, quizá salían para celebrar el milagro de mi nacimiento, o como yo lo sospecho, para intentar que no logre mi cometido de llegar a este mundo pues en mi han encontrado un acérrimo enemigo.

De cualquier manera (y después de 24 años) aquí estoy, haciéndole la vida imposible a algunos, haciéndome la vida imposible a mi mismo la mayor parte del tiempo, y es que, sin llegar a ser demasiado extraño como para que me llamen loco, tengo mis excentricidades y una de éstas es que no me gusta mi cumpleaños. No es que tenga una razón importante para no gustar de este día, no es que tenga algún trauma de la niñez ni nada por el estilo porque además de niño tuve muchos cumpleaños en los que fui feliz hasta el cansancio; no tengo un gemelo enfermo y malforme encerrado en el sótano de mi casa y es que me sienta mal porque yo puedo celebrar mis cumpleaños y él no encerrado ahí todo el tiempo... no señores, tampoco soy altruista como para pensar que no debería celebrar nada cuando hay tanto sufrimiento en el mundo, aunque también aparentaría ser una razón valedera... simple y sencillamente, he llegado a la conclusión muy meditada tras largas temporadas, que no quiero celebrar un día en especial más que cualquier otro, que no quiero tenerlo de excusa para echarme tragos encima o recibir regalos o que la gente se acuerde de mi; si va a ser así, prefiero que sea cualquier otro día del año y no cuando "se supone" que debería ser; razón medio estúpida quizás (y ésta retrata perfectamente cómo soy a veces) pero entre la meditación existencial que usualmente me asalta y la depresión reactiva y aguda que le sigue a esa meditación, pues la verdad tiendo a ponerme como una quinceañera por éstas fechas... O como mujer en un mini climaterio, y termino haciendo renegar a más de una buena persona que se acerca con las mejores intenciones... pero qué le voy a hacer, simplemente, pienso en muchas cosas de la vida, de mi vida, cuando llego a este día y se me hacen remolinos los sentimientos y varios etcéteras más, que yo traduciré a partir de ahora como la depresión de fin de octubre... porque si algo prima en mi personalidad distímica*, es la melancolía que me queda al final de este día.

Le debo una disculpa enorme a todos los que me conocen, hoy soy egoista y no pienso en las otras personas; lo sé, un tonto total o totalmente un tonto; no le permito a éstas personas acercarse y celebrar conmigo y realmente lo siento, siento no poder tomarme este día de diferente manera... es simplemente algo que me sucede, tanto así como a que me llegue una migraña.

*aún sigo pensando que no soy distímico... pero quién sabe, a esta altura ya no me sorprendería.

camino al infierno

Dicen por ahí que el camino al infierno está hecho de buenas intenciones, y yo puedo recordar más de muchas veces que mis buenas intenciones no obtienen más que resultados catastróficos; quizá por eso pueda entender que la intención no es siempre lo único que cuenta.

pero eso también me lleva a pensar, que si fuera lo suficientemente prudente para darme el tiempo de ver las intenciones detrás de las acciones de las demás personas, tal vez, podría valorar más y renegar menos.

días como hoy mi corazón se siente como un barquito en la mar turbulenta, tortuosa, siniestra. Me aferro fuerte a las cuerdas y guardo las velas, esperando sin saber por cuanto tiempo, a que la tormenta se calme. Esperando que la madera no se raje y que las filtraciones de agua salada puedan ser controladas, que hayamos puesto suficiente resina en las grietas. Días como hoy, la oscuridad me abraza y salir adelante defendiendo lo que siento, lo que creo, es difícil... Tengo miedo, como viejo pirata, conociendo su nave, la tripulación y los mares, aún tengo miedo.

Remembranzas parte I

Subió al autobús una chica con uniforme de colegio, sus ojos aún eran brillantes y éstos me llevaron a recordar otros tiempos.

No sé bien en qué momento me enamoré de ella, simplemente sé que pasó. Incluso recuerdo que en un determinado momento yo no creía que ella podría quererme, porque hasta cierto punto sabía que había otro chico que le gustaba; aún así, nunca dejé de estar a su lado, pasando tiempo juntos y conversando cosas de la vida, una vida que aún ninguno de los dos conocía lo suficiente como para complicarnos en tales sofisticadas conversaciones y aún así, nos encantaba hacerlo.

Recuerdo unas vacaciones en especial, en las que iba a su casa casi todos los días; recuerdo mi reproductor de CDs enorme que colgaba en mi canguro, y escuchando algunos grupos de pop español emprendía la caminata por el puente de aquella calle, que además de ser extrañamente semicircular, colgaba hacia abajo y era un camino tedioso el cual no me importaba recorrer si esa mañana podía verle reir; recuerdo que ya no sentía tan pesada la caminata como al principio porque la había hecho prácticamente a diario en los últimos días. Por aquel entonces sentirme enamorado empezaba a ser algo completamente nuevo sobretodo porque yo ya no me veía a mi mismo como un niño, porque empezaba a interactuar con una chica y ya no era un enamoramiento de esos que ocurren porque te parece bonita o porque te llama la atención; no, ésto era algo mucho más serio, solía decirme, porque la conocía, porque nos estabamos haciendo amigos y empezábamos a conocernos.

No fue sino hasta tiempo después, por una sucesión de hechos al azar, que supe lo que ella sentía por mi; nunca supe bien el momento exacto en que se dio cuenta de ello, sólo sé que el toque de mi mano en su hombro hizo latir con fuerza ese corazón suyo y ese fue el comienzo de un camino de descubrirnos como personas que podían enamorarse.

Pasé entonces muchas horas pensando en cómo poder besarla, en aquél momento no sabía qué tan sencillo era acercar la boca de uno a la boca de la otra persona e intentaba imaginar el escenario justo, el tiempo exacto, la frase que debía anteceder aquel primer beso; soñé despierto, soñé en sueños, pero sin importar lo mucho que me esforzara por lograr un momento épico como en las películas, no podía alcanzar esa escena de pantalla en la cual Celine Dion empieza a cantar Titanic justo antes que el protagonista (o sea yo) se da el valor de tomar a su amada por la cintura y clavarle un beso que hace que se ruborice toda la sala. No, mi primer beso fue diferente, fue exquisitamente inesperado.

Solíamos subir a la azotea de su casa buscando un poco de privacidad, un poco de silencio; a mi me encantaba particularmente verla bajo la luz anaranjada del alumbrado público, sentir el frío terrible de la sierra y tomar su mano que se congelaba metida dentro de sus chompas delgadas, que hasta ese día era lo único que me atrevía a hacer. Aquella noche, ya era lo suficientemente tarde como para que yo regrese a casa, bajábamos por unas escaleras de cemento hacia el segundo piso, que por esos tiempos estaba completamente vacío, yo lideraba nuestro descenso; cuando llegamos a la segunda planta, derepente, poseso por algún esbirro de cupido, toda mi conciencia se paralizó un instante y en un movimiento explosivo perdí el control de mi cuerpo y cuando por fin regresé a mi mismo de una proyección astral no consentida, al abrir los ojos, ahí estaba ella, tan cerca a mi que respirábamos el mismo aire; se aceleró mi corazón, tanto así que podía oirlo, si en aquel momento cantaba Celin Dion estoy seguro que no podría haberla escuchado, mi respiración se entrecortó, la abracé y cuando por fin lentamente, después de una eternidad instantánea, me alejé poco a poco de ella y dijo sonriendo:

-Ahora no te vas...-

Ahí aprendí, que los besos que se dan en las sombras de las sonrisas producidas por las luces naranjas de los faroles, que no tienen canciones de fondo, que no se planifican, que no pueden planificarse, son besos que se tatúan en el recuerdo. Muchos años después, otra chica, navegaría en esa misma luz para besarme, para besar la sombra ésta vez de mi boca, para tatuarse en mi alma... quizá sea historia de otro día.

De ella, me queda su uniforme, sus manos frías en las azoteas, un beso con "black out", vacaciones que cambian el curso del camino y el puente que debo haber cruzado ciences y cieneces de veces. (me quedan muchas otras cosas, pero me gana el sueño)

Mal dia - Parte II

Camino apresurado, por inercia, porque el ritmo de las grandes urbes es así; lo sé porque he vivido en una ciudad muchísimo más pequeña algunos años, y ahí podía tomarme el tiempo para llegar a… a ninguna parte, ahí no había nada que hacer y después se preguntaban porqué terminábamos (la juventud de esos días) a los quince años en los billares y a los diecisiete haciendo recorridos turísticos por cuanta cantina nos recomendaban. Porque la opción estaba entre jugar fútbol, jugar billar o irse a tomar unos tragos… ¡Ni cine tuvo mi adolescencia! Porque lo habían cerrado, porque no iba nadie; y sin sorpresas porque si uno se animaba a ir podía elegir entre dos salas, o ibas a una a ver la película y escuchar la película de abajo, o te metías en la otra a escuchar la película y ver sombras en la pantalla que era surcada de cuando en cuando por palomas al vuelo.

Debe ser esa una de las razones por las que ahora voy al cine cada vez que puedo, debe ser una de las razones por las cuales aprendí a jugar billar (porque a eso de patear la pelotita nunca le he entrado) y debe ser por eso que conozco cantinas de toda clase e historias de esos lugares no me faltan (aunque tampoco sobran como para decir que no he vuelto más a frecuentarlas).
Días como hoy, una cantidad infinita de maleficios voy armando en mi cabeza; a veces puedo ser un idiota enamorado, repitiéndome como oración tantas cosas enamoradas que quiero decir y que no encuentro el momento adecuado; a veces soy este sacerdote malévolo deseándole las más terribles plagas a cuanto inocente se me cruce en el camino, a veces me doy miedo por las cosas que puedo pensar, a veces risa, a veces asco… Pienso mucho y muchas veces no hago nada, incluso ahora cuando me he propuesto hacer más y soñar menos, me veo reflejado en las ventanas de los taxis que le tocan la bocina al semáforo en rojo, me siento patético y mi otro yo que está al otro lado del espejo se burla constantemente de todas las burradas que voy haciendo inevitablemente.

Voy acercándome al edificio azul que he fijado como destino para esta tarde, recuerdo que alguna vez una “gitana” me frenó en la entrada, según ella para leerme la suerte; no creo en esas cosas y se lo dije, ella insistió en que por una moneda podía decirme cosas interesantes y como mi amigo ya había caído con una de sus hermanas, hecho un estúpido, le seguí el juego. Viéndome a los ojos me dijo “no te preocupes, ella si te ama” en ese momento le hubiera apretado el pescuezo, pero su ojo derecho medio retorcido dentro de su cadavérico rostro me intimidó; luego intentó hacer nosequé con un billete que me pidió prestado (y yo estúpido otra vez se lo presté) y en un momento de lucidez terminé sujetándole la mano donde llevaba mi billete todo arrugadito el pobre, y cuando no le di más opción tuvo que devolvérmelo no sin recordarme que ahora ese billete estaba maldito y que si me lo quedaba yo sufriría las consecuencias… Quizá debí dejar que se lo llevara.

De cualquier manera, ya estoy llegando, y si me la vuelvo a cruzar me corro, así de simple, tampoco quiero volverme a sumergir en el aura densa e hipnótica de aquella mujer horrible y mágica, ladrona, pícara, engañabobos… porque además hoy no me siento tan bobo.
(próximamente, la continuación de mi yo-ser endemoniado urbano)

Mal dia - parte I

El bus en el que viajo se dirige al centro, hay tráfico, Lima es una ciudad-ser enorme en constante transformación y las máquinas amarillas a modo de parásitos están carcomiendo sus venas de asfalto por todas partes, la ciudad hará que vuelvan a crecer y otra vez volverán a ser comidas.


Estas calles me dan miedo, a pesar de eso, tienen una misteriosa tonada en ellas que me atrae inevitablemente; sus historias, su violencia y sin embargo su creatividad y sus risas. Imagino, porque no soy lo suficientemente inconsciente de bajarme aquí y exponerme a ser asaltado en la siguiente esquina; cobarde quizá, cauteloso siempre… Estúpido mejor pasar, o sólo cuando me paso de copas.


Hoy recién hago conciencia que la ciudad ha vestido otra vez de morado, que es octubre y que mi cumpleaños se acerca (pero de esa depresión hablaré ese día) que éstos son los días en que la gente se acuerda del señor de los milagros y ni aún así se da el milagro que el señor se acuerde de nosotros. Hoy soy pesimista ¿y qué? Estoy teniendo un día de esos en los que Aute mandaría a todos a hacer puñetas, sólo que a diferencia de él, yo no tengo un imán de mujer desnuda en la cama que me diga “Amor mío, ven, ven, ven…” Yo si mando a hacer puñetas al mismo Luis Eduardo si me lo llego a cruzar en algún cruce peatonal.


En fin, voy en el autobús pensando en que la batería del mp3 se me acaba en cualquier momento, y así se me completa la ecuación ésta de mierda en la que la migraña que me asalta cada vez que piso el centro de Lima no podía disculparme ni hoy. –Se me va a acabar la batería- Me digo- Este bicho tecnológico debería tener un “bip” automático que me recuerde cargarlo por las noches… Así no me daría cuenta a mitad del camino que no tengo suficiente batería para pasar el día, y con lo que odio la música de los micros, voy a terminar con la cabeza latiéndome como un corazón enfermo.


Piso la calle con fuerza y continúo el camino; prendo un cigarro y lo fumo con gusto, a propósito. Otro clavo más para el ataúd, pues yo a que estoy haciendo uno resistente. Aunque lo más probable es que termine siendo atropellado por una de estas combis asesinas, el día en que me funcione bien el apartatito este y no se le acabe la batería, y esté escuchando música al cruzar la calle, aquí donde los conductores prefieren reventar la bocina antes que respetar los semáforos, seguro que así me terminan reventando.


Cada vez el tráfico está peor, en esta ciudad el alcalde no tienen ni la más mínima idea de la situación vial, huecos por todas partes y abre más sin haber cerrado los primeros, tiene un complejo de termita y al final nos hace padecer a todos un tráfico de camino al infierno (porque ése, debe estar repleto y con largas líneas de espera; me pregunto cómo le hace Satán con eso de la sobrepoblación… ¿es que también tienen problemas de calentamiento?); estoy seguro que el alcalde era de esas personas que cruza la calle por donde se le antoja. Por lo menos “roba poco” ¡Diablos! ¿ Qué clase de país somos que añoramos que nuestros políticos “roben poco”? Yo preferiría uno que no robe, pero no, aquí el dicho popular predica “más vale ladrón conocido, que ladrón por conocer” Por eso la política me pone de arcada. Hace algún tiempo un congresista juramentó diciendo “Por Dios y por la plata” Y sí, fue sincero, ¿pero a mi de qué me sirve su sinceridad? Cada vez me parece que todo esto es un circo, no sé si realmente está peor o es porque yo me doy más cuenta de todo, por eso no me sorprende que termináramos eligiendo “el menos peor” en las elecciones pasadas… Mejor no seguirle a la política, me pone de peor humor y eso que andar sin carga en el mp3 ya me parece bastante.

Amnesia Disociativa (reloaded)

...La mejor parte de la canción...

Tomaron mi hombro y escuche mi nombre, gire mi cuerpo hacia atrás y mi mente seguía persiguiendo a la canción, gire con una sonrisamentira, odio que me hagan eso cuando bailo, que interrumpan, eso que es como un trance entre la música y mi cuerpo. Tomaron mi hombro como con
furia, inocencia y temor,
como si supieran que odio que interrumpan mi trance,
como si supieran mi reacción,
Tan tranquila e inexplicablemente solo sonreí, Y lo vi…
dijo mi nombre, tocando cada letra, cada vocal, cada acento
tomo mi cintura acercándome a él
me dio un beso en la mejilla
me refiero, un beso en la mejilla
no aquel beso social, donde ni siquiera llega tocar el labio a la mejilla esperanzada,
me soltó y mi rostro se quedo extrañado,
los ojos no me delataron, era como si lo conociera y no lo recordara,
me dieron ganas de sonreírle con un impulso que venia desde todo mi cuerpo.
Tenia los cabellos despeinados, un vaso de wisky y los hielos todavía no se le terminaban de derretir
y me pareció extraño, ya que en ese lugar todo se derretía, hacia tanto calor, que verano aquel… sus gestos eran como reflejos de los míos, cada centímetro suyo en movimiento eran como impulsos de recuerdos que no recordaba.
Me hablaba de muchas cosas...
... llamada, lugar, mis ojos, sus ojos, tarareo la canción, mi canción.
Y yo no entendía nada, seguía tratando de recordar, sin hacer gestos de duda, y examinándolo detenidamente, y noté que sus manos temblaban, imaginé, que estaban muy heladas, los hielos aun no se derretían, su perfume era de esos que lo encuentras caminando por las tardes cerca al mar, en las mañanas al abrir la ventana, olía al Sol, olía a cigarrillos con café y a palabras claras y yo lo olvide, no recordé su olor …
Me quede ahí parada, quieta, escuchando y no escuchándolo, como sonriéndole y no sonriendo, feliz y melancólica, pero no triste, quizás si, tal vez no, y de nuevo un Sí…
Hice una mueca como sonrisa… y mientras sus ojos brillaban, tomo un trago más de wisky, yo estaba quieta, no reconocía a mi cuerpo, me sentía, no sabia que sentir, y ya no me siento... y… Seguía hablándome de los dos, con verbos en pasado, y él recordaba solo, era como una grabadora de cassette sin poder rebobinar.
Yo seguía sin entender, empezaba a sentir un laberinto dentro mío, estaba perdida, tan perdida, quería recordarlo, quería poder decir su nombre, susurrar cada uno de sus sonidos, lo sabia, sé que lo sabia.

…Terminó la canción y sonaba otra…

Bailaban y caminaban empujándonos, bailaban alrededor de nosotros y fue como estar en el centro del mundo, sin saber que estaba allí.
Estábamos estáticos.
Alguien se acerco y dijo: Es hora de irnos (punto)
Son las veces que odio una vez mas al tiempo, quería quedarme a tratar de recordar, hacer memoria… Me tomaron de un brazo y dijeron: ¡vamos!
Me quede parada, como un péndulo entre él y el punto, odiando las horas.
Y el tomo mi mano, sin forzarla, pero sus ojos se aferraron tan fuerte a los míos… y yo no me sostuve, me fui…dejavu… desate mis ojos a sus ojos.
Mi mente se hizo una neblina espesa densa y confusa.
Fue amnesia…en ese momento cuando te vi, me diagnostique amnesia, para no recordar, para no recordarTE.
Las casualidades a veces son muy crueles y hacen lo imposible para que te encuentre, algún verano y después de un largo tiempo, cuando supuestamente todo esta olvidado.
Mi mente se hizo neblina y humo, que se perdieron por algún lugar de ese lugar, por aquel sitio de ese sitio, por ese espacio de ese espacio, se perdió por un momento del momento, por algún lejano rincón que yo no conocía. Amnesia.
Cuando te vi., me diagnostique amnesia, para no recordar, para no recordarte, para no pedirte esta vez que te quedes…para no quedarme.
Me sigo autodiagnosticando…. Amnesia, por ti.




(fragmento largo y jodido)

Yo lo había planeado y tú lo has desecho

… primer y último enredo…

He planeado ponerme esos tacones altos muy altos, que nunca uso,
He planeado pintar mi boca con lapiz labial rojo, no muy fuerte.
He planeado usar un vestido incomodo pero bonito.
He planeado usar el collar que me regalaste alguna vez…
He planeado hacer yoga para relajarme y no gritar, bajar algunas libras demás,
He planeado todo el día que te pediría disculpas por pensar tanto y hacer menos…

Que ironía… porque todo el día “he planeado”
y el plan sigue ahí, recorriendo por cuanto nervio tenga que pasar…
por el proyecto del curso de fotografía
por los trabajos que aun me faltan terminar…
por cobrar el cheque, pobre pero decente.
Por las compras de urgencia y de banalidad
Por…aun no me crece el cabello
Por…que mi cinta sigue atada al dedo
Por...llamar a casa y recordarles que los recuerdo.
No contestar el teléfono por hoy
No abrir la puerta mañana
Abrir las ventanas
Cerrar el baúl
tararear la canción del ballet y bailar
Estar siempre derecha
Hacer las flexiones
Dejarme llevar y cerrar los ojos en la clase de tango.
Llamar a Cristina, María e Irene
Escribir una carta que implica ir al correo.
Cobrar otro cheque, otra cola, otro banco, otra distancia.
Que me siento envasada al vacio y llena de alas.
Que tengo muchos lunares
Que mi ojo parece de vaca
Que me ha salido un granito en la mejilla o una mejilla en el granito.
Que quiero que me traigas chocolates y besos… también cigarros.
Que a veces me siento tan insípida por pensar cosas tan banales y tan estúpidas.
Pienso en el Che, en que quiero ser guerrillero de paz.
Pienso que quiero salir de viaje sin despedirme y perderme un buen tiempo
Pienso en el azul del cielo
En lo chiquita que me siento cuando personas que tienen menos hacen mucho.
En que hay pobres felices y ricos que solo tienen mucho dinero.
Ser feliz.
Que tengo piernas tengo brazos tengo ojos y puedo trabajar y puedo ayudar y puedo dar y puedo correr donde estas, tengo corazón que siente.
Preguntar por Lola, por Cucho y por Poema.
Pienso en ti
Pienso en tus ojos
Pienso en que ya es tarde y sigo pensando.


Y a pesar de esto…

He planeado ponerme esos tacones altos muy altos, que nunca uso,
He planeado pintar mi boca con un lápiz labial rojo, no muy fuerte.
He planeado usar un vestido incomodo pero bonito.
He planeado usar el collar que me regalaste alguna vez…
Bailar abrazándote
He planeado hacer yoga para relajarme y no gritar, bajar algunas libras demás,
He planeado comprar un vino.
He planeado todo el día que te pediría disculpas por pensar tanto y hacer menos…
Y sin embargo, nosotros no somos quien para andar perdonando a los demás…
He planeado…

Pero tú no puedes llegar temprano, no has llamado hoy, vas a llevar a tu guitarra a casa de un amigo y no sabes si demoraras de nuevo…y la cena se enfría.

Yo lo había planeado y tú lo has desecho.

Hechizo

Sopa en jarrita
burbujas en té
si tu me besas yo vuelvo a caer

Chicha, canchita y mucho café
puntitos rojos, Sabina y Auté

Libros, sonrisas y pelis también
si tu lo pides
mi alma daré...

sólo si tú lo pides
(o si completas el hechizo) ;)

Un seul instant - Raquel Drassinower

Un seul instant
et le miroir qui refléta
se brise
Un seul instant
Vie
Amour
Mort
Un seul instant
et c´est
ou ce ne fut pas pour toujours

Un solo instante
y el cristal que reflejó
se parte
Un sólo instante
Vida
Amor
Muerte
Un sólo instante
y es
o no fue para siempre