El sindrome de la habitación

Hoy amenece todo tranquilo por fuera de mi ventana.

Desperté con ganas de cambiar, de darle algo de orden a mi existencia, y entonces, comencé por mi habitación que parecía lo suficientemente desordenada como para ser un buen inicio.

Hacía mucho tiempo que no hacía la limpieza general del cuarto, no está tan sucio ni desordenado, pero definitivamente hay cajones que quiero revisar, papeles que organizar. Me he sorprendido de la cantidad de cosas inútiles que guardo en mi cuarto, de la bolsa negra enorme que he llenado de basura. Tantas cosas que he dejado ahí, que el tiempo o ha estropeado o ha hecho que dejen de ser útiles para mi vida cotidiana y qué se yo... se han convertido en espacios usados, en desorden en la habitación.

Fue entonces que me puse a pensar, ¿no seremos las personas iguales? no seremos como una habitación donde, muy por fuera de nuestra conciencia, los espacios se van llenando de cosas inútiles? ¿No estaré guardando sentimientos, sensaciones, recuerdos que ya no tendré? sé que hay quienes dicen que recordar es vivir otra vez, pero hay tanto de esos recuerdos que no hacen más que hacerme daño, tanto de esos amores que te dejan una otra vez como estropajo y aún así se llaman amores. Es que no es suficiente terminarse junto con tus sueños, sino que también tienen que ocupar un espacio en ti, un preciado espacio en tu memoria y salir una y otra vez para estocarte a florete, capa y espada.

Al menos las cosas de la habitación pude meterlas en la bolsa, atarles un nudo por encima y lanzarlas a la calle a esperar que el basurero pase por aquí; o que pasen los recicladores en sus bicicletas y se lleven lo que aún parece útil.

¿qué hago yo con todas esas cosas dentro de mi? ¿cómo les ato un nudo por encima y las lanzo al río más cercano?... o será que ésta es mi manera de contaminar la esfera sentimental, y hecharle basura a quien me va leyendo, como si de repente, contándo estas cosas yo me sintiera mejor. Hay quienes dicen que escribir es una catarsis, que sirve para deshacerte de todo lo que te está "cargando" el alma. Yo no sé si eso termine por resultarme, hace año y medio que sigo escribiendo, sin sentirme ni un centímetro cúbico más vacío, cuando estar vacío es lo único que quiero. Y termino escribiéndo como una crónica de las cosas que me suceden, como si quiciera dejar una declaración de existencia.

Ahora golpeo las teclas con fuerza, es como si estuviera enfadado, pero en realidad no podría encontrarme en situación más apática. He descubierto que sufro del síndrome de la habitación, en el cual se van acumulando, sin querer, toda una sarta de cosas (entre las cuales podría decir que llevan la delantera los sentimientos, aunque de cerca le van los recuerdos) ocupan espacio, desordenan mi vida, me llevan una y otra vez a la depresión de domingo por la mañana, a la depresión de todas las sábanas frías, de las camas vacías. Y por si eso no fuese suficiente, los amores caducados se enraizan en mis estantes; se hacen historia vieja, en cuento con final contado, en otro cajón lleno. Y así me veo obligado a continuar.

Después, pasa el tiempo. Ya no importa ese espacio ocupado; aprendes a ver todos los vasos sin hacer un mar de aguas; se hace tan parte de ti que incluso desaparece y te dices, como queriendo convencerte, en algún momento recordaré todo esto y me reiré con gusto... queriendo convencerte.

Me siento como una habitación que colecciona, que se desordena mientras más vive, inmune a las aspiradoras y escobas; que va por ahí buscando cómo llenar esos espacios vacíos, ordenados; porque el vacío es orden absluto o caos infinito como quieras verlo. Y otra vez, te preguntas ¿para qué quiero yo tanto espacio? ¿Es que acaso el frío vacío es mejor que el dolor que equivale llenarlo?

Vamos... deja de andar preguntándote tantas estupideces y termina de ordenar tu vida.

credo libertad

No me esperes al lado del camino,
no sabría a cual acudir,
si mis zapatos caminan solos
mi alma no pertenece a ninún lugar

Si el único credo es libertad
si la religión es el olvido
si el motivo es la inercia

Que terribles mis amores, que han dejado de mí esta sombra
sin hogar, sin nombre,
sin hombre de carne y hueso que se pueda quedar
Que benditos todos mis amores,
los que me han empujado a hacer fuertes los sueños
para poder alejarme de a pocos de sus sonrisas a lo mujer fatal(...)

CUANDO SU COMPAÑÍA RESULTO SER UNA AUSENCIA...

Estoy acompañado, rodeado, hedido, abrazado de calor ajeno. Todo con aires intrusos a mi realidad. Estoy con “ella” a lado; estoy feliz, estoy triste, estoy encandilado, por ratos asustado. Me siento tan corriente, tan simplón, nada extraordinario que temo perderla de vista.

Soy yo mismo o soy alguien más, alguien disfrazado e irreconocible (aun no lo entiendo). Ella duerme, yo no suelo dormir; y cuando no duermo es cuando dibujo sombras alrededor de los ojos, me encantan, ya son parte de mí. Y ella sigue durmiendo.

Ella salta, yo pienso, ella sigue saltando, quiero someterla a un abrazo pero me encanta su libertad y contrariamente me siento solo.
“No sólo hay desigualdad en la distribución de la riqueza, no en la satisfacción de las necesidades básicas. No nos orientamos por un sentido de la racionalidad íntima. La tierra está rodeada de satélites, podemos tener en casa cien canales de televisión, pero de qué nos sirve eso en este mundo donde mueren tantos. Es una neurosis colectiva, la gente ya no sabe lo que le conviene esencialmente para su felicidad. Vamos hacia los 500 canales y ¿para qué nos sirve?” (Saramago).

Se nos fue uno de los pocos intelectuales con un sentido humanista........
Esta ciudad no está hecha para construir sueños

quizá sea por eso que me gusta vivir aquí

porque así puedo sentirme... revolucionario.



Las calles grices están cada vez más repletas de gente que no respeta a la gente

de hombres que no aman a las mujeres

y de mujeres que han aprendido a no creer en el amor de los hombres.



Esta ciudad es un laberinto de caminos entrecruzados que llevan a ninguna parte

al mismo tiempo, llevan hacia cada rincón de la gamma enorme que compone la humanidad

sus más oscuros rincones y su iluminación que de cuando en cuando nos hace recordar que vale la pena vivir

Segunda

Hay un espacio enorme, insondable, entre dos cuerpos

un espacio tan grande entre dos islas separadas por mar de piel

entre dos historias tan distintas que

se juntan una tarde a jugar a dormir un poco



Hay una maldición de tiempo,

tiempo que corre como si de ello dependiera su existencia.



¿Que tan mal está quererte aquí cada vez que me tiendo a olvidar la realidad?



Hay un espacio, tómate el tiempo del mundo en conocerlo

hacerlo grande o ir reduciéndolo

ya no va de mi,

porque me rindo a tus manos

o comparto trincheras contigo si comienza la guerra.

La Combi un deporte de Aventura

“Las pistas de Lima en sentido combi
equivalen al Rally del Inca”

Todos los días lo mismo. Levantarse temprano, subir, pagar el pasaje , mostrar el carnét , dar las gracias (porque en casa a uno le enseñaron los buenos modales) y decir “bajo, bajo”.
En fin, el ajetreo diario y de nuevo por las noches lo mismo: subir , bajar y toda la parafernalia de los viajes.

Por eso detesto viajar.

Odio las combis, odio tener que subirme a esos cucarachones de la muerte, porque siento que entro (o participo) en una especie de Rally.
Subirse a una combi, entonces, se convierte en un completo deporte de aventura.
Odio al cobrador faltoso, detesto a los buses y las coasters, tengo una reserva especial de odio a los gileritos de bus, desprecio con ganas también a los chicos que se juran ricos y puntean a las chicas. Simplemente me dan naúseas.
Odio también las combis parranderas, donde la rica cumbia retumba en tus oídos y no te deja escuchar ni una palabra cuando estas recibiendo una llamada…
Miro mal a los taxistas o ya sea cualquier chofer que toque el claxon salvajemente creyendo que su tu-tu-tu-tu es un súper hit contagioso, es más soy una de las pocas personas que cree que aquellos sonidos horrorosos deberían prohibirse , porque francamente enferman.

Me causa indignación cuando en un bus sube una ancianita o una mujer embarazada, discapacitados y las personas, generalmente los hombres, se hacen los dormidos. Aborrezco las peroratas patéticas de los vendedores de caramelos, que cada día se les muere alguien :el hijo , el primo , el loro , el gato , etc ...abusando de la buena fe de las personas.

Hoy es uno de los pocos días en que salgo temprano dela escuela (Jesús María) y feliz abordo mi carrito con cierto aprecio, me parece tan melodioso ese: “Javier Prado todo Javier Prado”.
Llego a Javier Prado, exactamente al puente de la Universidad de Lima, camino, muriéndome de frío y mientras escucho un poco de Filio, Cepeda y Sabina creo ilusamente que Lima puede ser hermosa.

Me quedó varada durante veinticinco minutos (que para mi son como mil horas) esperando una mísera combi que me lleve a casa. Lo logro.
Subo a este nuevo cucarachón y el choro del cobrador me cobra un sol por tres cuadras (ojo no me quejo) pero es que para mis patas y para mí, eso es un asalto a mano armada , pero que queda, solo pagar.

Lo maldigo sonriendo.

Bajo en calle “C” y tiritando de frío cruzo las dos pistas que me conducen a mi humilde hogar, veo un par de amigos en una esquina- me pasan la voz - los saludo de lejos, lo que menos quiero es lorear con este frío.

Llego a mi casa y felizmente me voy a dormir a conversar un ratito con Morfeo sobre seres mitológicos jamás comprendidos, no sin antes suspirar y decir; mañana es otro día más. Mientras llega el sueño pienso en el trabajo de diagramación que tendré que hacer, en las tareas atrasadas y dentro de esa letanía pienso ilusamente si algún día desaparecerán las combis.
Ojalá pronto nos civilicemos y vayamos en tren, pero Dios no me escucha...
Ahora nos mando el Metropolitano.

Dicen


Dicen que su cultura y civilización son superiores y más desarrolladas, cuando lo único que ha sido superior en la historia, es su barbaridad y su capacidad de destrucción y de sembrar muerte.

Dicen que tenemos que pagar una deuda, pero nunca nos han pagado por todo lo que se nos llevaron y destruyeron durante los últimos 500 años.

Dicen que los países del Norte son ‘desarrollados’, y nosotros somos ‘subdesarrollados’, cuando son ellos que sólo saben vivir contaminando y destruyendo el medio ambiente, cuando son ellos que sólo saben vivir agotando los recursos naturales, cuando son ellos que sólo saben vivir conquistando y acabando con lo que es diferente a lo suyo, cuando son ellos que sólo saben vivir detrás de fronteras y muros alambrados y armados, cuando son ellos que sólo saben vivir dominando a los demás.

Dicen que somos pobres, pero nos roban cada día.

Dicen que nos ayudan, cuando somos nosotros que ayudamos a ellos.

Dicen que el libre mercado capitalista es la mejor garantía para el desarrollo sostenible, cuando jamás en la historia ha existido un sistema económico tan desastroso para el medio ambiente y la humanidad.

Dicen que el libre mercado ha facilitado un avance tecnológico jamás visto en la historia de la humanidad, cuando en realidad, sólo se aplica cuando conlleva más beneficio financiero.