Y el peluche ahora esta a lado de mi almohada

Mientras ella cuelga el celular, y yo me despido con un leve susurro, siento que esta tan cerca pero a la ves tan lejos. Por más que trato de acercarme a sus orillas, basta una sola frase, tan fría como un témpano de hielo (quema demasiado); en mi interior le doy un beso y así termina la conversación.

Tras apagar el celular salgo un rato a la calle a fumar un puchito y al ver el mechero me hipnotizo con el fuego y vienen a mi mente mis demonios internos a abatirme agresivamente. La gente sigue pasando y el fuego sigue ahí bailoteando con el viento, al igual que yo bailoteo tras su sombra, es tan difícil seguirle el paso (nada es imposible). Y esos demonios siguen atosigando mi ser, es tan fácil envolverse por la tristeza que la única solución es dormir y así dejarla de lado; igual siempre estará ahí cuando menos la necesite.

Tropiezo con mucha gente, y cansado de tanto golpe me meto a una tienda; observo un peluche y sin pensarlo termino comprándolo, siempre quise uno; este es el mi regalo de cumpleaños, hecho por mí y para mí. Lo vi cuando la acompañe a comprar algo para ella; en ese instante quise comprárselo pero no tenia fondos, fue un día en el que pase tanto tiempo a su lado, escuchándola, observándola, queriéndola; y como se le hizo costumbre me preguntó -¿por que me miras?- y yo le respondí – la verdad no me canso de verte ya debes estar acostumbrada, siempre lo hago – y me lanzo una sonrisa que sello agradablemente la noche. Noches que se repiten no muy a menudo.

Y el peluche ahora esta a lado de mi almohada.

No hay comentarios: