La Soledad y Yo (DE LA LECTURA DE "ESTACION PERDIDA" y Patagnomonico....nació esto, lo comparto contigo, hijo querido)

Me escribió esto mi madre hoy, de las cosas de este blog y del otro. Supongo que a veces las cosas que dejo por aquí hacen que se preocupe un poco, lo sé, a veces también me leo medio trágico, solitario, melancólico... No soy ni estoy así todo el tiempo, pero cuando me vienen esos sentimientos siempre está este espacio para escribirlos... obviamente, también está la invitación para todos aquellos que quieran escribir aquí.
La Soledad y Yo

Solos estamos siempre. Eso es lo que nos dicen, y de alguna manera debemos aprender a estarlo.

Pero, la soledad no es un estado natural, por decirlo de algún modo, en verdad, nunca estamos solos. Desde que empieza la vida estamos acompañados de alguien, en el útero de alguna mujer que nos cobija y nos alimenta.

Somos seres sociales, necesitamos relacionarnos con los otros, pero, a veces decidimos que estamos bien solos, que no necesitamos a los demás para estar bien…aunque sea por un tiempo corto.
Tiempo en el que somos capaces de mirarnos de frente al espejo, de mirar nuestro cuerpo desnudo y reflexionar…

Sucede que, a veces, no podemos ya seguir hablándonos a nosotros mismos y entonces, buscamos otros ojos, otros brazos, otros cuerpos…para mirar en el océano ajeno y tener la certeza de que no somos el único ser sobre la tierra.
He visto muchas personas solas…solas de soledad enraizada en sus almas…solas de soledad de abismo en armonía con el vacío y con la muerte…solas de desesperación, de locura, de incomprensión, de angustia…personas que están y no están al mismo tiempo…que no aprendieron a disfrutar los sabores, los olores, las caricias y los vientos…

Y he visto también personas solas y felices…con la sabiduría del mar en los ojos…con el temple de saberse únicas y diferentes…con las manos repletas y ansiosas de caricias que deben darse en el momento y en la hora propicia….personas solas y fuertes como árboles antiguos.

Y esta es la soledad que amo…la soledad que no te hace sufrir, que te enriquece, que llena tu corazón y tu alma para las épocas de carestía…como tener un saquito de arroz bien guardado y saber que puedes comerlo cuando sea imprescindible.

Y ésta es la soledad que admiro y de la que echo mano cuando mi alma y mi espíritu están colmados por el barullo de tantas personas en mi mundo…ese barullo que se parece al zumbido de las abejas, que no te deja pensar, que te cierra los oídos a algo más que no sea ese palpitar incesante y vago…ese ruido de todos los días y de todos los instantes…
Esta es la soledad que amo y que bendigo, la que permite encontrar mis miedos y vencerlos, la que me dice con su nombre de mujer que mañana encontraré el abrazo cálido de los seres que amo, para despedirme de ellos,después.

Carolina.

1 comentario:

elena clásica dijo...

Qué extraordinario buscar la soledad porque en ella eres feliz, qué gusto de soledad cuando es querida y admirada.