Fiction and the Space

La luz de la farola se colaba entre las hojas de la madreselva, fue entonces cuando me di cuenta que en realidad no podía verlas, porque para poder ver cualquier objeto, la luz debe rebotar en éste y luego viajar a través del espacio hacia mis retinas, y no ocurria nada de ésto. No, lo que estaba ocurriendo era completamente diferente, yo veía el resplandor anaranjado de la farola, y cuando su luz no llegaba, entonces se dibujaban por contraste las hojas que parecían tener un halo brillante en el mismo tono, o quizá un tono más dorado. A pesar de saber que no podía ver el follaje, estaba seguro también de poder contar cada una de sus hojas, de poder describir sus formas, incluso su textura se dibujaba en mi mente, su color y hasta el olor de cuando se cortan.
A veces recuerdo tener un vacío, ahí donde se suponde debería quedar el esternón; sé que lo conozco, no porque pueda verlo, sino porque tu luz hacía que me diera cuenta. Cuando caminaste de mi mano, cuando no quise soltarte, pude ver el halo dorado que intenté tantas veces esconder con mi camisa a rayas, que sólo se hacía más pequeño cuando distraida acomodabas tu pelo mientras yo te miraba idiotizado intentando que no te dieras cuenta, que sólo dejó de doler cuando entraste en mi vida; el que sólo olvidé mientras intentaba dibujar coordenadas estelares con tus lunares y pude comprender a aquellos que alguna vez nombraron los astros por las noches, porque lo bello debe poderse nombrar.
Jamás te culparé por mi vacío, ni preguntaré por lo que a tí te falta; siempre lo he sabido, lo llevo tan dentro mio desde que he nacido y tampoco te pediré nunca que intentes llenarlo, ni mentiré diciendo que tengo todo lo que a ti te hace falta, porque no tengo ni la menor idea de cómo empezar mas lo único que puedo prometer es caminar otra vez de tu mano... Celebrar contigo con vino si vamos encontrando piezas del rompecabezas que es armarnos; llorar contigo si nos perdemos alguna vez o si perdemos la partida de ajedrez. No porque no puedas hacerlo sola, no porque yo no pueda seguir viviendo incompleto; no porque nos necesitemos para seguir con una vida que no puedo ni empezar a comprender... Sino porque simplemente quiero estar contigo, si tu quieres estar conmigo.
No hay nada en medio del tramo entre tu y yo, ni siquiera una madreselva; no hay mar que nos separe, ni vacíos espaciales, ni negros agujeros... pero tampoco hay gravedad entre nuestros cuerpos que inevitablemente nos atraiga como galaxias, que además siempre se están separando y la gravedad es su grito de auxilio porque cada vez se extrañan más, no hay más que un te quiero.
La luz de la farola atravezó la madreselva entre todos los espacios que habían entre sus hojas, el resplandor anaranjado se dibujó cuando el humo de mi cigarro pasó por su camino; recordando porqué la luz va en linea recta, te extrañé. Te extraño cuando escribo. Y no sé si callar, porque cuando abro la boca termino metiendo las cuatro; yo sólo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

No hay comentarios: