Kuró

Hay muchas cosas que pueden endurecer el alma; la guerra, el dolor, la desesperación de los hombres, el olvido. En una ciudad tan grande, cada día se convierte en una película Noir, y la supervivencia es en resumen una prórroga de lo que inevitablemente vendrá.

Existe también la liberación en lo inevitable una vez que se acepta, una vez que no hay nada que perder se puede vivir sin miedo; al compás de un violín en eco, sin esperanza no hay decepciones.

Lo llamaban Kuró, nadie sabía porqué y tampoco parecía importarles; lo único que importaba sobre esta persona era lo peligroso que podía ser, lo terrible que llegaban a ponerse las cosas cuando él se veía involucrado; porque como dije al principio, la decadencia aceptada es la liberación máxima, y él era un hombre libre.

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