5 am

Las horas pasan inconcientes, desconsideradas; el tiempo se acerca así sin avisar. Las madrugadas ya no son tan frías como meses atrás, y poco a poco aprendo a sobrevivirlas con más calma.

A esta altura voy empezando a sospechar que la vida me debe mucho sueño, y que quizá en algún momento mi cuerpo empezará a cobrarme todos los excesos que le propongo a diario. Quizá debería preocuparme un poco más de no ser tan descuidado, quizá ya lo estoy haciendo.

De cualquier manera, en unas horas tengo un examen, un más de los tantos que ya he dado y de los tantos que quedan por dar; a esta altura ya sólo son eso, algo más que hacer porque se debe, no porque me guste rendirlos. Siempre me queda la sensación que sé más de lo que logro en las calificaciones, aunque si supiera lo suficiente, tal vez no me estaría quejando de tenerlos.

Definitivamente, esta vida me resulta extraña, a veces incomprensible; pero también resulta que toda mi vida me han enseñado a ser un superviviente, a no rendirme, a seguir adelante cueste lo que cueste, o cueste quien me cueste... y eso lo sé hacer bien, apretar los dientes, tragar saliva y encender un cigarrillo mientras le doy la espalda a todo aquello que no quiere avanzar conmigo.

Hoy soñé con un profesor del colegio... ya está muerto, pero igual logró colarse en mis sueños con toda su personalidad; probablemente, no logro dejar absolutamente todo en el pasado, no inconcientemente al menos... pero ahí donde me traiciona el inconciente, la razón siempre lleva la delantera.

1 comentario:

elena clásica dijo...

Hay tantas vivencias anidando en nuestro subconsciente que se hacen dueñas de nuestras horas o de nuestros actos sin que siquiera los sospechemos.
Besitos.