Hay mucha luz en la calle
el sol ilumina fuerte esta tarde
Aún así, la brisa es fría y largo el viaje.

Dónde está aquello que nunca sucedió
Porqué nunca te hice el amor
con un temporal por fuera del cristal de la ventana
porqué jamás te besé dentro del monzón
Porqué no hubo fogatas en noches de hielo,
ni alfombras frente a la chimenea para dormir los inviernos

Quién nos secó los canales de Venezia,
envenenó al labrador en el jardín.
Cómo se secaron las copas de vino en nuestras cenas,
apagaron la llama de las velas.
Cuántas dimensiones/depresiones he de cruzar
para hallar respuesta,
cuántas sábanas he de levantar para volver a hallarte.

Destino, no creo en él.
Si lo fuera, broma irónica de mal gusto;
esto de añorar lo que nunca se ha de tener
es el rostro más insípido del deseo.

La brisa está fría.

La contradicción de la memoria es querer olvidar
cuando los recuerdos son vívidos y frescos
Luego, no querer olvidar lo que se va perdiendo
como ecos grices cuando van cubriéndose de polvo de tiempo.

Cuánto de ti habré olvidado,
viviré sin saberlo
y si por algún azar de la vida regresara a mi cabeza
quedará la interrogante
de la no certeza
de haberlo vivido en realidad.

Cada vez más lejos,
el anhelo de una amnesia selectiva:
no olvidar jamás porqué te quice,
olvidar aquello que me (te,nos, no importa) hizo daño.

Sin ti, saber si te quiero
es física de super cuerdas espaciales
Función en teoría matemática
para una mente pragmática.

1 comentario:

elena clásica dijo...

Me ha encantado la paradoja de la que hablas: querer olvidar tantos cosas, y cuando vemos que se nos va querer agarrarnos a los recuerdos, que en cambio, se desvanecen grises e inapresables.
El amor lo elevas a la física de las super cuerdas, que metáfora tan hermosa, ¿la esencia de los sentimientos tan intensos dónde irá a parar, qué parte del universo construye?

Me encantan tus poemas, Sebastián.
Un beso, mi querido amigo, médico poeta.