Eutanasia

Mar adentro, mar adentro. /
Y en la inmensidad del fondo /
donde se cumplen los sueños /
se juntan las voluntades para cumplir un deseo, /
tu mirada y mi mirada, como un eco repitiendo: /
más adentro, más adentro; /
desde mas allá de todo mi ser, /
por la sangre y por los huesos /
pero siempre me despierto /
y siempre quiero estar muerto /
para seguir con tu boca /
enredada en mis cabellos. (Simón San Pedro - tetrapléjico).

Siendo valiosa la libre elección individual de planes de vida y la adopción de ideales de excelencia humana, el estado (y los demás individuos) no debe intervenir en esa elección o adopción, limitándose a diseñar instituciones que faciliten la persecucíón individual de esos planes de vida y la satisfacción de los ideales de virtud que cada uno sustente e impidiendo la interferencia mutua en el curso de tal persecución. Debemos dejar a los agentes racionales, competentes, tomen las decisiones importantes para su propia vida según los propios valores, deseos y preferencias, libres de coerción, manipulación e interferencias. Vivir es un derecho y no una obligación. Dejemos de lado la moralina...

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