Estuve dibujando en el vacío, tras terminar de fumar un cigarrillo, figuras al viento con el humo del último golpe, que excitante resulto ver el humo bailotear por un instante con mi mano, sentía como si estuviera dirigiendo una danza al compás de “Letter from the lost days” (Akira Yamaoka) una danza tan corta como la vida que termina y se desvanece sin decir gracias por la ultima pieza…
¡Si! Sigo repitiendo la misma canción. Ahora me dirijo sin rumbo, no se ni que es lo que siento, no es tristeza ni nada por el estilo. Creo que no hay sentimientos, solo pasos, pasos y pasos… que no se dirigen a nada, mis pies siguen algún camino, la brújula de mi cerebro se desligo de mi razón, mi razón se quedo anclada en algún lugar y el corazón el último tripulante de mi trepidante barco, se sumergió en la nada.
… sigo a la deriva, prendo otro cigarrillo, cambio de canción y empiezo a sonreír…
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