Surrealismo II

Ventana transparente, cortina voladora, cielo nublado y húmedo. Atardecer perdido en una emoción donde los sentimientos no perduran hasta no saber quienes son, las miradas se pierden con los gritos del viento y el calor humano permanece amarrado a través de su húmedo cielo. Dos sentimientos entrelazados que se conectaron una noche y donde una pantalla las dividía y un escuchar de voz no lo era suficiente. Necesidades extensas llenaron de furor aquella tarde y el mirarnos no bastaba, una extensa lluvia de ideas morbosas corrían mientras ojea vamos unas fotos y el de sonreírnos temblorosamente no era congruente, miradas varadas que fueron uniéndose al inhalar aquel aroma que nos introducía una con la otra y nos llevaba a un solo objetivo, el de poder sustraernos locamente y el transpirar de cada uno, nos extasiaba. Sacudida de sabanas nos llevaron a recostarnos y al encender un cigarrillo. E ahí, donde pude crearme diversas imágenes e irme satisfactoriamente de la habitación pero no, irme de tal manera crearía una imagen del cual ella se colgaría y no podría soportarlo de tal manera ya que estar oyendo de mi persona desfachateces no seria mucho de mi agrado. Es por eso que atine a quedarme y poder conocerla mas, se que todo esto es producto de mi perdida de memoria que voy creando al escribir esto. Bueno como siempre hay un “pero”, en un relato no podía evitar decirla, en fin sigamos con esta vivencia, aquella tarde iba escondiéndose y la noche nos sorprendía, era hora de irme a casa. La despedida fue verdaderamente gratificante ya que las dos coincidimos al decir, oye te llamo si, claro que te llamare y viviremos de nuevo aquella emoción que acabamos de vivir te parece, al escuchar aquella frase fue bárbara ya que yo quería anunciarla pero al escucharlo, reí y le dije: genial esperare tu llamada. Bueno debo irme, un abrazo y un beso nos enredo de nuevo, una mirada de ternura percibí en ella y al no darle importancia, salí, pero hubo en mi, un retroceso el de correr hacia ella y decirle que la veré mañana pero no, no podía hacerlo ya que la estaba engañando y engañándome a mi misma y no era lo correcto por que al pensar en ella y tener a otra entre mis brazos. No, no podría hacerlo. La vi por última vez, es así como lo creí pero no, no fue así ya que días pasaron y semanas también y una tarde como aquel día la vi. Mas no la salude, me perdí entre la multitud y la vi yéndose sola con la mirada fija en su caminar. Me fui aquel día, le dije: adiós cuídate, esperare tú llamada, y hasta el día de hoy no e recibido ninguna llamada. Camino a casa fue lo bastante extraño ya que observando la ventana del bus y ver a diversas personas que venían descansando otros conversando, algunos riéndose y yo mientras los observaba recordaba aquellos bellos momentos contigo y pensar en ella a la vez, hacia mal, ya que, no debí hacer comparaciones en mis diversos pensamientos que iba creando, fueron minutos hasta que mi cansancio pudo mas y me tumbe al regocijo de un asiento que me abrazo y me introduje en un sueño que no pienso contar. Ya que jamás viví lo que acabo de culminar.