gymnopedie y una ciudad oscura

no hay luz, la ciudad tiene un rostro diferente cuando no hay luz
camino escuchando la canción gymnopedie N°1 de Erick Satie; una de mis canciones favoritas.
A veces la luz del alumbrado público hace que uno olvide la verdadera naturaleza de la noche, de la oscuridad. Recuerdo no haber vivido noche más oscura que aquella que pasé en Marcahuasi, unas ruinas preincaicas a unas horas fuera de Lima, recuerdo que el cielo mostró aquella vez estrellas que usualmente se esconden por el reflejo del resplandor naranja de la ciudad, aquella noche realmente supe porqué le llaman a ésta la vía láctea y en la oscuridad refugié todo lo que soy.

La oscuridad en la ciudad, en cambio, lleva una carga enorme de miedo; es que las personas tenemos miedo de las personas, porque en el fondo, somos capaces de entender a lo que otros (o uno mismo) pueden llegar a hacer, porque sabemos muy por dentro, que la naturaleza humana es para temer.

Camino en una ciudad oscura, llena del piano de Satie, con el instinto al borde,con la mente filosa caminando por delante. Hoy ha sido un día extraño, ha pasado en un parpadeo o es que aún estoy terminando de procesarlo, como un dejavú hay la sensación extraña de hacerse familiar algo que nunca ha sucedido; mi vida, la vida en el hospital, la vida de las personas que se termina en un santiamén, la oscuridad.

1 comentario:

elena clásica dijo...

Una oscuridad que conmueve las entrañas y nos aterra ante la inmensidad, desde tu descripción de la noche en Marcahuasi.
Una oscuridad en la que todos hemos percibido alguna vez, ese instinto al borde, en la ciudad llena de hombres, ésta aterra mucho más, menos mal que tenemos a Erick Satie.
Besazos.