Que los muertos valgan lo mismo

Me conmueven los muertos de Madrid (11 de marzo del 2004), Londres (7 de julio del 2005), Estados Unidos (11 de septiembre del 2001).
Pero ahora propongo un difícil ejercicio de medianoche: que los muertos valgan lo mismo.
Los muertos de Irak, los miles de civiles iraquíes cuyas vidas fueron borradas por los bombardeos indiscriminados de la artillería y la aviación norteamericanas, con Bush fingiendo que la democracia está entre sus prioridades y el secundario Blair aplaudiendo, ¿valen menos?.
Pero ellos jamás tendrán la cobertura de la BBC.
Los muertos de Afganistán, muertos telescópicos bombardeados desde la altura, nómadas confundidos con alcaedistas, aldeas arrasadas por si acaso, ¿son muertos de segunda?
Sí, son muertos de segunda. Y seguirán siendo de segunda cuando estalle el conflicto que Estados Unidos ha preparado armando a caciques regionales con el objetivo de resistir cualquier intento talibán de regresar.
Y los muertos palestinos son muertos de tercera. A veces ni de tercera. Son muertos negados, muertos que no pueden estar muertos porque antes les quitaron la vida ciudadana.
¿Fueron de tercera o de cuarta los muertos nicaragüenses en la guerra detonada por Reagan con el producto de la venta clandestina de armas a Irán?
¿Fueron de tercera o de cuarta los miles de Kurdos gaseados por Saddam Husein cuando era aliado norteamericano y sus asesinados no debían ser mostrados en las grandes cadenas?
¿A qué categoría pertenecerían los muertos ruandeses tutsis cuando el G-8 decidió en la ONU que eso era un lío de negros y permitió la masacre de un millón de civiles?
Los dos millones de vietnamitas reconocidos como muertos en la guerra de ocupación norteamericana, ¿a qué escalafón debieron llegar?
Los muertos por Pinochet, bendecido por Kissinger, ¿eran de primera?
Y los de Videla, ignorados por Carter, ¿serían de qué escala?
¿Y los armenios muertos por cientos de miles en la Turquía modernizante de Mustafá Kemal? Esos ni cuentan: el gran occidente les dio la espalda.
¿Y los 500,000 muertos por Suharto en la Indonesia sacramentada por los Estados Unidos tras la experiencia nacionalista de Sukarno? De tercera a duras penas.
¿Y los miles de muertos del Frente Islámico de Salvación (FIS) asesinados con el contento de las grandes potencias después que el FIS ganara abrumadoramente las elecciones en Argelia? Esos también deben estar abajo, muy abajo.
Ya es una ironía preguntar a qué clase de muertos pertenecieron los de Guatemala (100,000) o El Salvador (80,000), la mayor parte asesinados por escuadrones de la muerte (La Mano y el brazo militar de Arena, respectivamente) promovidos desde los Estados Unidos.
Y sería idiota preguntar en qué nicho ponemos a los muertos de la United Fruit (golpe de Castillo Armas, Guatemala 1954), a los de Grenada (derrocamiento de Hudson Austin e invasión norteamericana, 1983), a los de Bahía de Cochinos (frustrada invasión norteamericana a Cuba, 1961), a los de Ceaucescu (cuando era el rebelde del Pacto de Varsovia y el asesino doméstico a la medida del equilibrio del terror de aquel entonces), a los argentinos en las Malvinas argentinas (flota del Reino Unido con apoyo de la inteligencia chilena y la alegría de Reagan reocupa a sangre y fuego lo que siguen llamando Falkland), a los muertos de Franco (aplaudida por el beato y fundador de Opus Dei) y Salazar en la España y Portugal fascistas que tánto hicieron por el sacro Occidente, a los de la Grecia de los coroneles (celebrada en Washington, había que dar una lección), a los serbios en manos de los Ustachi (croatas ultracatólicos que mataban con el cielo de testigo), a los del Congo Belga (¿puede haber algo más encarnizadamente divertido que arrebatarle a los negros el marfil?), a los judíos de la Alemania nazi antes de que Japón bombardeara Peral Harbor y mientras corporaciones norteamericanas seguían haciendo negocios con el Reich, a los muertos de Yemen unificado bajo presión norteamericana con el objetivo de controlar el petróleo de la frontera saudi-yemenita, a los de Timor Oriental a manos de la Indonesia apadrinada por Occidente (el problema “de fondo” es el crudo en el mar timorés), a los de Sri Lanka a manos de los Tigres de Tamil y los guerrilleros a manos del ejército cingalés (no hay petróleo: archívese sin intervención alguna), a los de Sudáfrica durante tantos años (antes de que la estupidez de los boer fuese insostenible), a los de Líbano (cuando los asesinos pertenecían a la falange cristiana maronita de los Gemayel), a los espectros del Frente Polisario a manos de los marroquíes, a los de Chad (pero ya tiene un oleoducto que los conecta con el petróleo de Camerún), a los 70 muertos cobrizos de Sánchez de Losada (que habla inglés mejor que el castellano), a los chutos muertos de Tlatelolco (pero el PRI era un aliado), a los miles de indígenas y mestizos que Simón Bolívar atormentó, a los muertos de Bolivia en manos del sector fascista de Santa Cruz apoyado por los Estados Unidos, a los hermanos de Putis y toda la serranía nacional en la guerra interna.
Y así podríamos seguir hasta aturdirnos, hasta vomitar de tanta muerte y tanto gentilicio.
Lo enumerado es la décima parte de la contribución a la industria del exterminio que ha hecho el Occidente que los medios victimizan, pero nos da una idea sobre la naturaleza compleja de nuestra memoria histórica y de cuántos esqueletos están detrás de casa frase de horror pronunciada por Bush.
Los pueblos de Reino Unido, de Estados Unidos, de España tienen el derecho de llorar a sus muertos y de condenar a los fanáticos que creen que Dios está en las esquirlas de su deflagración.
Pero Bush ha perdido ese derecho.
Y la industria corporativa.
Y todos los que siguen creyendo que hay varios tipos de muertes, un surtido de difuntos que CNN prioriza y el papel cuché de la gran prensa ordena o escatima para tranquilidad de sus lectores.

2 comentarios:

Volerina dijo...

¡QUE LOS MUERTOS VALGAN LO MISMO! simplemente GRACIAs, por escribir esto.

SOPHIA POP dijo...

PARA G3IANO: ya tienesw tu Diana. Escríbeme a mi mail: sophiakaterin@hotmail.com, a ver si empezamos el club de Toby, digo el club de Diana y disparamos flechazos por todo Lima Lomo.