Canta Sabina: yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena del sofá.

Afortunados aquellos que saben lo que quieren, de la vida, del amor, del sexo. Los que se pasan buscando la otra mitad del cuerpo del que Platón hablaba; los que creen, en el cielo, el shangri la, el after life, el tántra y los multi orgasmos; los que pueden creer y no tienen mis ojos, los que encuentran la sabiduría en Paulo Cohelo y Deepak Chopra.

Bienaventurados. Todos aquellos que no aman por el ser, sino por como se sienten y esos que simplemente no aman. Los que pueden ver en el destino su fracaso y la suerte en la gloria, los que han descubirto como hacerse parte de la vida sin ser partícipes, los que se convierten en parte del escenario y la puesta. Los que disfrutan de las canciones de Sabina por su letra inteligente y no pueden linkear sus canciones a su vida, o simplemente los que no les gusta para nada.

Empezaré a culpar mi mala suerte, mi destino. Porque de otra manera soy yo, algo erróneo dentro de mi, algún cromosoma equivocado que no se manifiesta en la apariencia sino en el ser, en el alma. Culparé a la vida, la llamaré puta y perra como tantos lo han hecho; dejaré que pase viendo desde un lado seguro inamovible, porque estoy cansado, cansado de todo esto.

Dejaré de soñar en el amor sincero, ese que no necesita los efectos de hollywood para saberse cierto, dejaré de creer que la constancia y el compromiso valen más que el "adrenalin rush" y las hormonas en el cerebro que te hacen pensar que estás enamorado; dejaré de creer en las buenas personas, en que el bien siempre triunfa, en que la humanidad todavía tiene esperanza.

Así quedo, sin sentido.

1 comentario:

elena clásica dijo...

No sé muy bien cómo responderte, mi querido amigo. No puedo hacer un panegírico de la vida y hablar de la esperanza que nos queda a pesar de todo, de las bondades...
No me siento capaz, eres demasiado inteligente y demasiado sensible.

Solo te aporto un resquicio de luz aquí, pues tú ya sabes que vivimos en el infierno donde habitan los demonios urbanos, rodeados de espantos.

Es cierto el abismo del mal. Es cierto.

Te hablé de un resquicio:

"quedamos los que puedan sonreír,
en medio de la muerte, en plena luz".

Solo nos queda compartirlo. Grita y maldice, Sebastián, pues tu voz acierta a llegar a los oídos. Eso no lo olvides nunca. Maldice este infierno, pero no te calles, "no me quites tus palabras porque me moriría", parafraseando de al gran Neruda.

Te dejo un enlace a la canción de Silvio Rodríguez:


http://www.youtube.com/watch?v=ep0ycEI9704

Te envío un gran abrazo, mi querido Sebastián.