CUANDO SU COMPAÑÍA RESULTO SER UNA AUSENCIA...

Estoy acompañado, rodeado, hedido, abrazado de calor ajeno. Todo con aires intrusos a mi realidad. Estoy con “ella” a lado; estoy feliz, estoy triste, estoy encandilado, por ratos asustado. Me siento tan corriente, tan simplón, nada extraordinario que temo perderla de vista.

Soy yo mismo o soy alguien más, alguien disfrazado e irreconocible (aun no lo entiendo). Ella duerme, yo no suelo dormir; y cuando no duermo es cuando dibujo sombras alrededor de los ojos, me encantan, ya son parte de mí. Y ella sigue durmiendo.

Ella salta, yo pienso, ella sigue saltando, quiero someterla a un abrazo pero me encanta su libertad y contrariamente me siento solo.

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